domingo, 4 de enero de 2009

Tractado De La Nieve y Del Uso Della
Escrito en 1.569 por el Catedrático-Médico Francisco Franco

Portada


TRACTADO DE LA NIEVE Y DEL USO DELLA
Dirigido al Muy Ilustre Señor Don Hernando Enríquez
y Compuesto por Francisco Franco,
médico del Serenísimo Rey de Portugal
y Catedrático de Prima en el
Colegio Mayor de Santa María de Jesús
y Universidad de Sevilla.
Con Privilegio Real.

Los historiadores de los usos de la nieve recogen que la costumbre de enfriar bebidas con nieve tiene, a efectos de la civilización occidental, un origen mesopotámico, dado que en el antiguo Egipto también se enfriaban bebidas, pero que no se utilizaba la nieve, porque no la tenían cercana, sino mediante el enfriamiento por evaporación del agua en un recipiente de arcilla porosa de boca abierta.

El primero, la nieve, era un enfriamiento por contacto y el segundo, la arcilla porosa, se hacía por un proceso humano.

Así, con el hielo, aparecieron en comidas y cenas donde se enfriaban las bebidas con hielo y surgieron las recetas para la confección de sorbetes, que llegaron a Europa a través de al-Ándalus.

En el siglo XVI existió una bebida llamada La Aloha, compuesta por agua, miel y zumos de frutas o especias, que era el refresco mas popular en España, llegándose en 1.640 a constituir un gremio de aloheros.

La bebida se obtenía por el enfriamiento con nieve mediante contacto, aunque ya en el siglo XVIII se utilizaría un sistema de serpentín en tabernas y aloherías llamado Órgano, un aparato que según el Diccionario de Autoridades de 1.737 consistía en:

''Se le llama también una máchina compuesta de dos o tres cañones de estaño, que se comunican entre si, y por un cabo que remata en una boca angosta, y por el otro, que se levanta recto, hay uno como brocal de boca grande, del mismo metal. Poneseles nieve encima de los cañones y se llenan de de vino o agua, y echando por el brocal la porción que se pide del mismo liquor, sale otra muy fría por la boca angosta. Úsase el verano en las tabernas. Lat. Tubus plumbeus ad vinum''.

La tradición hipocrática respecto al uso de la nieve representaba una transgreción de la norma ''Nada en exceso'', en tanto que la de Galeno sostenía restricciones del frio ante dolencias de garganta y pecho.

El empleo de la nieve entre los médicos les hizo redescubrir los textos clásicos que defendían el empleo de la nieve. Así, cuando Enrique de Villena publicó ''Arte Cisoria'', este sería el primer libro culinario español, que recordaba el uso de beber con nieve.
En el siglo XVI se publicarían, casi simultáneamente, tres obras sobre el empleo terapéutico de la nieve.

Los escritores y poetas actuales del Medierráneo recogen usos antiguos de la nieve en sus textos; como se lee en textos de Antonio Gala y de Amín Maalouf.

La Granada De Los Nazaríes

Antonio Gala
Editorial Planeta – 1992


Las bebidas más corrientes, aparte del vino,
eran la leche, el agua aromatizada
con esencia de azahar o de rosa, el jugo de limón
o de naranja, los jarabes de membrillo,
de granada o de manzana,
el agua de cebada y la horchata de chufas,
que se bebía en las fiestas.
También el té caliente a la menta y
el sorbete – sherbert – preparado con esencia
de violeta, rosa o plátano y hielo picado
que se traía de Sierra Nevada y se
conservaba en hondos agujeros
cavados en la tierra.


León El Africano


Amín Maalouf
Novela histórica / Alianza Editorial- 1991


El año del Mihrayán
898 de la Hégira
(23 de Octubre de 1492 / 11 de Octubre de 1493)

“Con motivo de este último acontecimiento, se solían encender grandes hogueras con paja: se decían, en broma, que como esa noche era la más corta del año no valía la pena dormirla. Era inútil, por lo demás, buscar el menor reposo, pues había pandas de jóvenes que vagabundeaban hasta la mañana por la ciudad, cantando a voz en cuello; tenían, por añadidura, la detestable costumbre de rociar de agua todas las calles, lo que además las dejaba resbaladizas durante días.

A esos granujas se les habían unido aquel año cientos de soldados castellanos que invadieron, desde por la mañana, las numerosas tabernas que se habían abierto desde la caida de la ciudad, antes de desperdigarse por los diversos barrios. Por eso no tenía mi padre ninguna gana de participar en los festejos. Fueron mis llantos y los de mi hermana, así como la intercesión de Warda y de mi madre, lo que lo decidieron a llevarnos de paseo, “sin salir del Albayzín”, aclaró.

Esperó, pues, la puesta de sol ya que estábamos en el mes de ayuno, tomó a toda velocidad una sopa de lentejas bien merecida - ¡Que penoso resulta Ramadán cuando los días son tan largos! – y luego nos condujo hacia la puerta de las Banderas, donde se habían instalado para la ocasión los vendedores de buñuelos, de higos secos y de sorbetes de albaricoque preparados con nieve traída en mulas desde las cumbres del monte Solayr”


El Tractado de la Nieve y del Uso Della

Del médico Francisco Franco, se sabe que nació en Xátiva, donde estudió, hacia 1.515 en el seno de una familia judeo-conversa, y que se graduó como bachiller en Artes en 1.533 en la Universidad de Valencia.

Cursó estudios de Medicina en la Universidad de Alcalá de Henares y entre 1.539 y 1.555 residió en Portugal, ejerciendo como profesor de Botánica Médica en la Universidad de Coimbra, ejerciendo como médico de cámara de Juan III.

Tras viajar por algunos años por Europa Central, regresaría antes de 1.560, instalándose en Sevilla, hasta su fallecimiento ocurrido en fechas posteriores a 1.569.

La obra de Francisco Franco ''Tractado de la Nieve y del Uso que se hace Della'' es, por lo tanto, la primera publicada en España sobre la cuestión del uso de la nieve en Medicina, siendo además una de las primeras monografías europeas sobre este tema.

En 1.571 se publicaría en Sevilla la ''Segunda Parte del Libro de las Cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven al uso de la Medicina'', siendo uno de los primeros tratados sobre las especias traídas de las Indias Occidentales.

Llevaba esta publicación de 1.571 añadido un libro sobre ''Usos de la Nieve'' del sevillano Nicolás Monardes.

El mismo Nicolás Monardes amplía esta edición en 1.574 con un ''Tractado de la Nieve y del Bever Frío'', junto con la edición de otros libros, como:

  • ''Historia Medicinal de las Cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven en Medicina'' (Primera, Segunda y Tercera Partes).
  • ''Tractado de la Piedra de Bezaar y de la Yerva Escuerçonera''.
  • ''Dialogo de las Grandezas de Hierro, y de sus Virtudes Medicinales''.

En 1572, el médico Francesc Micó, natural de Vich, publicaría en Barcelona un libro que se titulaba ''Alivio de los Sedientos'', donde se trataban una serie de usos sobre la nieve del Pirineo.

Espístola Dedicatoria

Muy Ilustre Señor,

De veinte días a esta parte me ha preguntado V.S. dos veces qué me parecía del enfriarla bebida con nieve, y yo respondí sumariamente qué sentía. Empero porque en esto hay algunas excepciones, y no se puede dar regla universal, y porque no he visto división entre los físicos*, los cuales en muchas cosas suelen ser diferentes, y no es cosa nueva que de esta variedad y contradicción ordinaria entre los físicos gravemente se queja Plinio, determiné escribir largamente lo que dije a V. S. en pocas palabras, para que por este papel vea V. S. mi opinión, y lo que escribieron acerca de ésto algunos de los antiguos.

Quisiera escribir de la diversidad de las aguas, empero como en otra parte he escrito de ellas, declarado cuales son las mejores, cuáles de ellas se han de cocer, y de qué manera se ha de tener que cocerlas, no he querido multiplicar escritos. Reciba V.S. este servicio aunque pequeño: que si este tratadillo agradare será para mí muy grande merced, y ha de darme ánimo para que mis estudios vayan adelante.

Nuestro Señor la muy Ilustre persona de V.S. guarde.

Francisco Franco

A gloria y alabanza de nuestro señor Dios,
y de su gloriosa madre, acabóse
el tractado de la nieve.
Compuesto por Francisco Franco,
médico de serenísimo rey de Portugal

Fue impreso en la muy noble y leal ciudad de Sevilla,
en casa de Alonso de la Barrera impresor de libros.

Acabóse a catorce dias de Mayo
Año de MDLXIX

FOLIOS IIII a / b

donde se menciona la nieve de Sierra Nevada:

“...//... Grandes cosas son las que ha hecho e innovado el señor don Francisco de Castilla para la mejor gobernación de esta gran máquina de Sevilla y haber dado orden como se traiga nieve se puede contar entre ellas, porque para muchas enfermedades es necesaria la nieve, y para todos los sanos y bien dispuesto s para enfriar su bebida ordinaria.

Es cosa extraña ver en Sevilla como se trata entre todas (las) personas de la nieve como cosa tan nueva para esta ciudad: porque los naturales no sólo no han gozado del beneficio de la nieve más ni la han visto.

Porque aquí en Sevilla no nieva aunque según se lee en los anales fue cosa maravillosa aquí en Sevilla, porque el año de 1.406 fue grande la copia* de la nieve que cayó. Fue fruta muy nueva para Sevilla porque en semejantes regiones no suele engendrarse como luego diré.

Causa admiración traerse aquí desde Granada, ¡¡qué sería si viesen nevar!!. Al fin de este tratado diré qué cosa es la nieve: y cómo se hace , y por qué en algunas regiones y no en otras, prosigamos ahora con las objeciones que se pueden hacer contra la nieve , y el uso de ella, y es que Avicena, en el segundo libro capítulo quinientos veintiocho dice que el agua de la nieve es mala para los viejos, y para aquellos en los cuales se engendran humores fríos, y que dañan a los nervios.

Claramente se ve en este lugar que no vitupera la bebida enfriada con nieve sino el agua de la misma, mas antes no vitupera el uso de ella pues dice que algunas veces quita el dolor de dientes.

Y en Alcalá de Henares vi curar un gran dolor de cabeza con poner sobre el dolor un poco de nieve; más fuerza tiene lo que dice el mismo Avicena en la sentencia III del primero en el capítulo en que trata de la orden que se ha de tener con el agua, y con el vino ...//... "

* abundancia

Se han utilizado para este artículo el texto paleográfico R-31887 y las tres imágenes cedidas por la Biblioteca Nacional, Madrid, que son de agradecer siempre.

Bruno Alcaraz Masáts