domingo, 14 de abril de 2013

Un forense para Boabdil

Un grupo de investigadores cree haber hallado en Fez la tumba del último rey de Granada, el forense vasco Francisco Etxeberria y el cineasta Javier Balaguer lideran las inspecciones.

Templete de Fez en el que se piensa que fue enterrado Boabdil. 
Fotografía de Javier Balaguer.

Después de llorar por su ciudad aquel 2 de enero de 1492, cosa que muy seguramente no hizo, a Boabdil, el último rey de Granada, le quedaba aún mucha vida por delante. E intensa. De hecho, tras dejar su reino, en lugar de desvanecerse en la historia en una nube de lágrimas y melancolía, como correspondería a la leyenda romántica del desventurado y sollozante rey Chico (o Chiquito, para más guasa), Abu Abdalla Mohamed XII (XI, según nuevas investigaciones), llamado Boabdil en una corrupción cristiana de su nombre, pasó a ocupar un feudo en las Alpujarras y, tras morir su mujer, la famosa Morayma, marchó de allí en octubre de 1493 con un numeroso séquito y su madre, la irreductible y maniobrera Aixa, a Fez. En la ciudad marroquí, lejos de Al-Andalus, vivió como príncipe huésped del sultán hasta su muerte en 1533, 40 años después.

Según algunos testimonios, en contraste con el cliché de cobardica de la vieja historiografía acartonada, Boabdil habría ayudado corajudamente a su anfitrión en sus guerras, con las armas en la mano, e incluso habría muerto en batalla, de un lanzazo y una flecha. Destino llamativo para un supuesto pusilánime que ha enriquecido nuestro imaginario con su llanto y nuestra toponimia con sus suspiros.

Fuentes de la época sitúan su lugar de entierro en una musalla (zona abierta dedicada a la oración) junto a la Bab Sharia, la Puerta de la Justicia, de la medina de Fez, hoy conocida como la Puerta del Quemado.

Fiados en estas fuentes, apoyados en una profunda labor documental y con el objetivo de resolver uno de los grandes misterios de nuestra historia —el paradero de los restos del último rey de la Granada musulmana— y, al mismo tiempo, reivindicar a Boabdil, un singular equipo multidisciplinar formado por españoles y árabes ha comenzado ya a trabajar sobre el terreno en Fez. Y están seguros de que tienen a Boabdil al alcance de la mano.

La prospección arqueológica ha localizado dos cuerpos. La excavación está pendiente del permiso.

A la cabeza del grupo figuran en curiosa alianza el cineasta Javier Balaguer, ganador de un Goya, y el famoso forense Francisco Etxeberria, exhumador de fosas de la Guerra Civil y perito en casos como el de los niños de Córdoba, Ruth y José. Balaguer y Etxeberria han estado en marzo en el supuesto lugar de enterramiento, donde el equipo ha realizado una prospección arqueológica con georradar. “Estamos seguros de que es el sitio”, afirma Balaguer. 

El cineasta explica que dentro de una antigua qubba, un pequeño templete cuadrado con cúpula que se preserva en la musalla, hoy un parque destartalado, han localizado dos cuerpos. 

“Creemos que uno es él, Boabdil, y el otro, un santón cuya memoria se ha preservado, Sidi Bel Kassem”.

El mausoleo del santón  Sidi Bel Kassem y del rey Boabdil en Fez.
Balaguer señala que era usual enterrar a un hombre santo junto a los reyes para evitar la profanación.

El cineasta, que está realizando un documental sobre Boabdil y prepara también un largometraje de ficción, apenas puede contener su deseo de que comience la excavación “y que Paco pueda ver los restos”. Esta fase de la investigación se encuentra paralizada de momento, a la espera de nuevos permisos de las autoridades marroquíes. 

Balaguer avanza que la tarea de Etxeberria no será, en cualquier caso, fácil.

“Los enterramientos musulmanes no dan muchas referencias, no hay ajuar, y los cuerpos están envueltos en un simple sayo”. 

Vamos, que Boabdil no aparecerá, si lo hace, con la espada del islam al cinto.

“En realidad”, apunta Francisco Etxeberria, “una de sus espadas jinetas (otra está en el Museo del Ejército de Toledo) se conserva en el Museo de San Telmo en San Sebastián.

Siempre me ha llamado la atención. Es una curiosa conexión donostiarra de Boabdil”. Tras la toma de Granada, los Reyes Católicos entregaron esa espada a Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla y primer alcaide de la Alhambra. Su última propietaria fue Blanca Porcel y Guirior, marquesa de San Millán (descendiente del almirante donostiarra Antonio de Oquendo), que la donó al museo en 1940.

“Va a ser complicado”, advierte el forense sobre la identificación de Boabdil. “Dependerá mucho de la preservación de los restos. En las películas siempre se resuelve el caso, pero en la realidad no es así. Trataremos de tomar muestras de ADN para cotejarlas con el de los descendientes de Boabdil, que existen, pero puede que el ADN de los restos del rey se haya degradado por las condiciones ambientales. Vamos a ver”. 

Esos descendientes lo son por parte de la hermana del rey, que permaneció en España y a la que se le atribuye un hijo nada menos que de Fernando el Católico.

Inspección del forense Francisco Etxeberria en marzo del posible enterramiento de Boabdil. Fotografía de J. Balaguer.

No es la primera vez que Etxeberria se enfrenta a restos de personajes históricos, pues ha estudiado, entre otros, los de Bermudo III de León, del siglo XI. Pero el forense encuentra especialmente emocionante la pesquisa sobre Boabdil, esa investigación tipo CSI, en versión rey moro, que “nos lleva a un mundo desconocido”

El origen de la sensacional aventura que es la búsqueda del perdido rey de Granada tiene su inicio, explica Javier Balaguer, en la obsesión por el personaje de Mustafá Abdulrahman, asesor cultural de la familia real de los Emiratos Árabes Unidos y apasionado de la historia, que financia el proyecto.

El cineasta subraya que, se encuentre o no a Boabdil, la investigación es una oportunidad excepcional para mostrar al verdadero personaje más allá del arquetipo.

“Es una figura maltratada por la historia, escrita por los vencedores”

denuncia Balaguer. 

"Rindió Granada, sí, pero gracias a su decisión la ciudad se preservó. Boabdil habría sido así el responsable de que Granada no ardiera". 

Como Von Choltitz, incumpliendo las órdenes de Hitler, lo fue de que no ardiera París. El cineasta subraya que, de haberse obstinado el rey en la defensa de la ciudad, los Reyes Católicos la hubieran arrasado como hicieron en 1487 con Málaga, defendida a ultranza por las cimitarras de Hamet El Zegrí y sus gomeres negros. 

“Fue político, negociador, entendió que era absurdo prolongar la situación sin posibilidad de recibir ayuda”.

Monumento dedicado a Boabdil, el Rey Chico, junto a la almunia del Alcázar del Genil,
en la ciudad de Granada, cercano al lugar donde entregó las llaves de la Alhambra
el 2 de Enero de 1492, tras la Toma de Granada por los Reyes Católicos.
El equipo que busca a Boabdil trata también de contar su historia a través del punto de vista árabe, mucho más favorable al rey que el español, que lo ha desacreditado sistemáticamente. 

“Es triste que la mayoría conozca a Boabdil por una frase inventada dos siglos después, aquello de que su madre le dijo, “llora como mujer...”

En todo caso, el verdadero Boabdil está hecho de luces y sombras. Y no se puede negar que habrá salvado la Alhambra, pero fue un verdadero intrigante cuyas maniobras para hacerse con el poder, en riña con su padre y su tío y apoyado por su madre y la facción de los Abencerrajes, llevaron agua al molino de los cristianos.

"Soy cineasta y pretendo seguir siéndolo", puntualiza Balaguer al preguntarle si se va a pasar al oficio de arqueólogo o historiador. De la investigación sobre Boabdil, aparezca o no, saldrá un documental, pero también está prevista una película de ficción que no tiene nada que ver, dice Balaguer, con la que proyecta Antonio Banderas —el autor de su guion, por cierto, el escritor Antonio Soler, acaba de publicar una interesante y documentada novela histórica sobre el personaje, Boabdil, un hombre contra el destino (Espasa)—.

El misterio de los restos del rey es la guinda del enigma del paradero final de toda la dinastía nazarí (y de la reina Morayma), que reinó entre 1237 y 1492 con 22 monarcas. Cuando Boabdil abandonó Granada se llevó con él los despojos de la mayoría de sus antecesores, los que estaban enterrados en la rawda, el cementerio real, de la Alhambra (en 1925 se encontraron las tumbas vacías) y, según todos los indicios, los reenterró en el cementerio musulmán (macáber) de Mondújar. 

Pero los restos no han aparecido. Excavaciones arqueológicas realizadas en el lugar apuntan a que las sepulturas de la dinastía nazarita fueron removidas durante la construcción de la carretera de circunvalación de la localidad en 1988, y los huesos de los reyes se encuentran hoy bajo el asfalto de la autovía de Motril. Más suerte parece haber tenido el desdichado Boabdil.

 Artículo publicado en El País por Jacinto Antón - 14 de Abril de 2013.

Posts publicados en este blog sobre Boabdil, el último rey nazarí de la Alhambra:

Viernes, 16 de Enero de 2009:
Domingo, 14 de Abril de 2009: 
http://brunoalcaraz.blogspot.com.es/2006/01/boabdil-el-rey-chico-ltimo-rey-nazar.html

LIBRO RECOMENDADO:

Nº de páginas: 320 págs.
Encuadernación: Tapa dura
Editoral: ESPASA LIBROS, S.L.U.
ISBN: 9788467008838
Bruno Alcaraz Masáts. 

domingo, 7 de abril de 2013

La Mezquita Real de la Alhambra,
hoy Parroquia de la Encarnación.
(Iglesia de Santa María de la Alhambra)

Santa Maria de la Alhambra, junto a los Palacios Nazaries de la Alhambra y el Palacio de Carlos V. Fotografía del Instituto Andaluz del Patrimonio Artístico. 
En el trazado hispano-musulmán de la Calle Real existieron edificios públicos como la Mezquita Real de la Alhambra y el baño adjunto a la mezquita, viviendas e industrias pequeñas, donde algunas de esas edificaciones aun permanecen, aunque transformadas a lo largo del tiempo, ya que en 500 años han tenido nuevos usos.

En tramo central de la calle se encontraba la Mezquita Real de la Alhambra, en cuyo solar hoy destaca la Iglesia de Santa María de la Alhambra, terminada a principios del siglo XVII, bajo la advocación de la Virgen de Encarnación, que es la sede de la parroquia de la Encarnación.

Detalle del plano de Granada Árabe, de Luis Seco de Lucena, 1910, donde aparece la Mezgit  Sultani o Mezquita Real de la Alhambra.
Este monumento fue edificado sobre las ruinas de la que fue la gran Mezquita Real de la Alhambra, construida en 1308 por Muhammad III, al que Ibn al-Jatib indicaba que hizo construir una espléndida Mezquita Real en el recinto de la Alhambra, donde tenían lugar los rezos de los viernes en común de la guarnición y servidumbre, dirigidos por el sultán.

Esta Mezquita Real estaba adornada con yeserías y soportada por arcos de mármol, siendo sufragada por la “yizza”, un tributo aplicado a los cristianos inmediatos a sus dominios, que les permitía, mediante su pago, la siembra de sus tierras.
Plano de la planta de la Iglesia de Santa María de la Alhambra en su entorno (original perdido)
de Ambrosio de Vico, dibujado en 1610, publicado por J. M. Gómez-Moreno Calera en 1992.
La Mezquita Real de la Alhambra tenía una orientación SE a NO, con unas dimensiones de 50 pies de anchura por 60 pies de longitud, constaba de 3 naves, cubierta la central, que era la más ancha y elevada que las otras dos, con un alfarje de lacería. Los arcos de las naves eran columnas de mármol blanco y jaspe, que algunos escritores musulmanes de la época indican que tenían basas y capiteles de plata y en el ángulo occidental tenía un alminar ancho y estrecho.

Conquistada la ciudad de Granada por los Reyes Católicos el 2 de Enero de 1492, la Mezquita Real de la Alhambra sería consagrada el 6 de enero de 1492, cuatro días después de la toma del Reino de Granada y en esa iglesia se diría la primera misa, para posteriormente convertirla en la primera Catedral de Granada, agregándole a los pies un coro, junto con otras modificaciones.


Plano de la planta de la iglesia de Santa María de la Alhambra (E: 1:400)
Aunque en 1576, en tiempos de Felipe III, fueron derribados los restos de la Mezquita Real de la Alhambra, la primera de las Mezquitas Mayores de Granada en derribarse, después seguiría la del Salvador a fines del siglo XVI o muy principios del XVII y por último la Mezquita Real de Granada (actual iglesia del Sagrario) en la tardía fecha de 1704, para construir en su lugar esta iglesia que, bajo la advocación de Santa María de la Encarnación, sería nominada Iglesia Mayor de la Encarnación de la Alhambra, conocida, a nivel popular, como Iglesia Mayor de Santa María de la Alhambra o Virgen de las Angustias de la Alhambra, siendo parroquia consagrada el 8 de diciembre de 2009.

Iglesia de Santa María de la Alhambra. Alzado (E: 1:400)
Mandaron construir esta iglesia los Reyes Católicos cuando visitaron y residieron en los Palacios de la Alhambra. Su construcción se llevó a cabo durante los siglos XVI y XVII, en el antiguo solar donde estaba ubicada la Mezquita Real de la Alhambra, al lado de los Baños Públicos, todavía conservados, aunque no en su totalidad, que servían de sustento para la Mezquita Real.

Planos del alzado y sección de la Iglesia de Santa María de la Alhambra (E: 1:400)

La iglesia de la Encarnación fue comenzada en 1581, según las trazas de Juan de Herrera, siguiendo, según él, un nuevo modo de hacer iglesias, en las cuales su mayor aportación era la molduración de las superficies tanto internas como externas, con un gran desarrollo del crucero en contraposición con la corta nave, repitiendo los modelos introducidos en El Escorial.

Sin embargo este ambicioso modelo constructivo es rechazado, entrando en una amarga disputa entre Juan de Herrera, Pedro de Baseta, Juan de Orea y Juan de la Vega, que demorará la construcción durante cuarenta años y la iglesia fue terminada por Ambrosio de Vico en 1617, siendo su estructura pionera en Granada, ya que sería la primera iglesia que adoptó un modelo contrarreformista y no un modelo mudéjar.

Perspectiva de la Iglesia de Santa María de la Alhambra.
Las múltiples vicisitudes, detenciones y cambios de trazas que sufrió la construcción de esta iglesia parroquial, muestran claramente cuáles eran las premisas ideológicas y las dificultades económicas dominantes en el arzobispado granadino a finales del quinientos.

Tras la rebelión de los moriscos y la destrucción de gran número de templos y ornamentos, los arzobispos imponen una política de máxima austeridad para remediar todo lo perdido.

Grabado de Jerónimo Antonio Gil, de 1768, ''Perfiles que demuestran el desnivel del terreno y sus alturas en la fortaleza de la Alhambra'', donde no figura la silueta
de la iglesia de Santa María de la Alhambra.
La iglesia de la Encarnación es una iglesia con planta de cruz latina, con seis capillas a los lados de la nave. La planta y ordenación de la iglesia está en clara relación con la iglesia de Almuñécar, pero en este caso se manifiesta una mayor amplitud y anchura del crucero, como último recuerdo del primer proyecto de Herrera.

Consta la iglesia de la Encarnación de una nave con tres capillas laterales a cada lado, transepto amplio y capilla mayor profunda y cuadrada, con la sacristía a la derecha y la torre a la izquierda, toda la nave y el transepto son recorridos por una cornisa que hace de capitel en las piastras que van enmarcando las capillas y recogen los perpiaños de las bóvedas y cúpula del crucero.  

Detalles de los dos grabados de José de Hermosilla (dibujados en 1766) donde se observa la iglesia de Santa María de la Alhambra, en el  perfil de la Alhambra.

La nave se ilumina por vanos abiertos encima de la cornisa, en los arranques de las bóvedas que son baídas. La cúpula del crucero es deprimida y ciega, decorada con bandas muy planas, que a modo de radios, abiertos en sus arranques, segmentan la superficie, todo muy sencillo; en las pechinas aparecen jarros con azucenas como símbolo mariano, advocación de este templo y la fecha de 1.618. La capilla mayor lleva bóveda de cañón lisa.

Las dimensiones de su planta en cruz latina, con seis capillas a los lados de la nave, es de 33’60 metros de longitud, 20 metros de anchura y el largo del crucero es de 22’20 metros.

Detalle del entorno de la Alhambra en la Plataforma de Ambrosio de Vico, de 1590,
donde ya figura la iglesia de Santa María de la Alhambra
La torre, atribuida a Diego de Siloé, resulta airosa por el buen trabajo del ladrillo ornamentando las ventanas, el cuerpo de campanas con dobles pilastras entre los arcos y el chapitel de pizarra ochavado que la corona; en los biseles de ochavo se colocan cuatro pirámides, uno de los escasos matices escurialenses junto con los remates de los contrafuertes de la nave.



Retablo fechado en 1671, obra de Juan López Almagro, que tiene
numerosas influencias de Alonso Cano en su diseño y alzada.

Posee un retablo fechado en 1671, obra de Juan López Almagro, con numerosas influencias de Alonso Cano, que ostenta columnas corintias; en el centro un crucifijo de Alonso de Mena, a los lados Santa Úrsula y Santa Susana del mismo autor. 

El púlpito labrado es de Martín de Aranda y la pila bautismal, con forma de concha, fue una taza de una antigua fuente hispano-musulmana.

Pila bautismal, en forma de concha, que fue taza de una antigua fuente hispano-musulmana.
La fachada de la iglesia obrada en ladrillo y mampostería, donde la portada sería trazada por Ambrosio de Vico, aunque no se llegó a ejecutar, tiene en la parte superior de su fachada tres escudos de España y del Arzobispo González de Mendoça, que fueron labrados en 1676 por Martín de Aranda.

En el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y de sus posesiones de Ultramar, de Pascual Madoz (Madrid – 1850), la parroquia de la Encarnación aparece recogida como:

Fotografía de 1910, con las edificaciones antiguas a su alrededor, hoy demolidas.
Iglesias y oratorios enclavados dentro de la demarcación parroquial:

 Iglesia de Santa Catalina de Siena, de religiosas dominicas.

Oratorio público de la Concepción, en el Generalife, propio de los marqueses de Campotéjar.

Ermita del Cristo de la Buene Muerte, en el cementerio general de las Barreras, dependiente de la parroquia.

Parroquia de la Encarnación, perteneciente al Hospital de la Encarnación, del patronato del cabildo metropolitano con derecho a nombrar rector y capellán.

La Encarnación de la Alhambra, ayuda de la parroquia, es la iglesia del suprimido convento de Franciscanos Observantes.

Personas que la sirven: 4 párrocos, 0 tenientes, 1 beneficiado, 1 capellán y 2 secretarios y demás personal.

En el texto de Antonio Garrido Aranda (CSIC) titulado “Organización de la Iglesia en el Reino de Granada y su proyección en Indias”, se indica:

“La iglesia mayor de Santa María de la Alhambra se le dieron tres Beneficios simples servidores, seys plaças de acólitos y dos plaças para sacristanes”.


Dibujo a plumilla de Juan B. Olalla Rodriguez
Óleo de Francisco García-Valenzuela B. de C.

En el atrio de la iglesia de la Encarnación de la Alhambra, se erigió en 1570 una columna de piedra que fue consagrada en 1590 por el Arzobispo D. Pedro de Castro, a la memoria de dos franciscanos, Fray Juan Cetina y Fray Pedro de Dueñas, apresados cuando predicaban el Evangelio en Granada y llevados ante la presencia del sultán Muhammad VII, se dice que este sultán nazarí después de torturarlos, los decapitó, dada su fama de cruel, con sus propias manos ante la puerta de la Mezquita Real de la Alhambra el 12 de Mayo de 1397, sobre la que figura una cartela que indica que sus restos se encuentran bajo dicha columna de piedra, aunque sus cuerpos fueron llevados por mercaderes catalanes de la seda de Granada a la catedral de Vic, siendo beatos de la iglesia católica desde 1731, según consta en el Codex Liber Christum de Vic, en el que figura una reseña de la llegada a Vic de sus restos y de su beatificación posterior.

Fotografía donde se observa la situación de la columna que sustenta la cartela visigoda.
Esta cartela que corona la columna de piedra es hoy es una reproducción de la original, que ahora se expone en el Museo de la Alhambra, posee una inscripción visigoda del noble Gudila o Gudiliuva, según la cual en la ciudad de Granada se construyeron tres iglesias en la etapa visigoda, y la iglesia de San Esteban ocuparía este mismo solar de la Mezquita Real de la Alhambra y la iglesia posterior, aunque no tenemos datos arqueológicos que lo confirmen.

Cartela visigoda con la inscripción del noble Gudila o Gudiliva, donde se indica el martirio
de 2 miembros de la Orden del P. S. Francisco.


“Año de MCCCXCVII, a XII de maio, reynando en Granada Mohamed VII, fueron martirizados por manos del mismo rey en esta Alhambra F. Pedro Dueñas y F. Juan Zetina de la Orden del P. S. Francisco, cuias reliquias están aquí. A cuia honra y de Dios nuestro Señor se consagra esta memoria por mandato del Illv. D. Pedro de Castro. Arzobispo de Granada Año MDCX”.
A partir del 7 de Agosto de 2008, gracias a la firma de un convenio entre el Patronato de la Alhambra y Generalife y el Arzobispado de Granada, 20 parejas al año contraen matrimonio en la iglesia de Santa María de la Encarnación de la Alhambra tras quince años sin bodas en el templo, para preservar el conjunto monumental de la Alhambra de cualquier tipo de impacto, las parejas que desean casarse en el templo tienen restricciones en el paso de vehículos y deben comprometerse a conservar en el mismo estado tanto la iglesia como las zonas adyacentes, por lo que les está prohibido la utilización de material pirotécnico, arrojar arroz a los novios, pero también pétalos o confeti.

Sólo hay una boda por las tardes, los viernes y sábados de 17,30 a 19,00 horas en los meses de noviembre a febrero y de 19,30 a 21,00 horas entre los meses de marzo y octubre.

Bruno Alcaraz Masáts. ©