domingo, 18 de diciembre de 2016

UN HALLAZGO EN BARRIO DEL ALBAYZÍN:
UN TESORO POÉTICO HALLADO EN LA CUESTA
MARÍA LA MIEL A COMIENZOS DEL SIGLO XX.


La cuesta de Maria la Miel es, según Julio Belza en su libro "Las calles de Granada", este aljibe se encuentra envuelto en una leyenda:

Selan Almaanzur, valeroso adalid de las tropas de Muley-Hacen, por su actuación destacada en la conquista de Zahara, obtuvo como botín de guerra una bellísima mujer cristiana, María Inestrosa.

Llevada a la mansión granadina del guerrero, allí quedó prisionera, aunque no dispuesta a ceder ante los favores del militar musulmán atraído por su belleza, pero ese desdén avivaba la pasión que por ella sentía.

Mientras tanto el alférez Enrique de Saavedra, prometido de la dama, tras muchas pesquisas conoció su paradero.

Entró a servir como intérprete de un rico mercader de sedas y convenientemente disfrazado entró en Granada.

Sabiendo que María pasaba durante la noche por el jardín, lanzó una nota con un ramo de jazmines, dando a conocer sus intenciones.

Al día siguiente tras recoger un nuevo ramo, Selan Almaanzur intentó poseerla, pero la cristiana logró zafarse y llegar al aljibe donde las flores cayeron.

Enrique entró en el jardín consiguiendo llevarse a María.

Se dice que los jazmines dejaron el dulzor en las aguas del aljibe... y en el siglo XX se descubrió un tesoro:

"EL CORAZÓN DE LA GRANADA"

Poemas de amor andalusí, descubiertos por el ilustre catedrático D. Emilio García Gijón, al que llamaron ''El alquimista enamorado''.

D. Emilio García Gijón nace en Granada en 1922.

Sus primeros estudios los realiza en el colegio de "Dª Paquita" y luego en el Instituto Padre Suárez e Instituto Ángel Ganivet de Granada.

La enseñanza recibida en estos centros fue básica en su formación pues le dieron las claves para encontrar "el conocimiento" de las cosas, lo que le permitió entrar en la Universidad de Granada y alcanzar el título de Licenciado en Ciencias Químicas en 1944.

Siempre dentro de la docencia dió clases en diversos centros, tanto en Andalucía como fuera (Brasil y Marruecos) en este último país y en el Centro de Enseñanza Media de Alcázarquivir, en el año 1946, coincidió con el admirado profesor y arabista Dr. Juan Vernet, él dando clases de letras y nuestro poeta que nos ocupa de ciencias.

Se jubilaría en 1992 tras 45 años de servicio en la docencia en la Universidad de Granada.

Escribió varios libros; dio conferencias; colaboró en revistas; como estudioso de la poesía árabe.


Destacaron su libro en prosa "Granada era un pañuelo"  y su libro en versos "El corazón de la granada'', poemas de amor andalusí" ambos en 2001 en Editorial La Vela.

De Marruecos se trae dos amores:

Pepita, su mujer, con quien bailaba "Tengo una vaca lechera", según recordaría el catedrático de árabe Juan Vernet, y el olor del azahar.

Finalmente se instala en Granada como catedrático de física-química en una casa heredada de un abuelo suyo en la albayzínera calle María la Miel, que éste heredó del bisabuelo de su abuelo.

Esta casa tenía un hermoso patio perfumado con dos naranjos y un limonero, con muros de adobe de casi medio metro de anchura y con pocas y estrechas ventanas al exterior.

Esta casa poseía una leyenda, entre la familia, según la cual existía un tesoro escondido desde tiempos remotos.

Pero como él mismo decía, "el tiempo no perdona" y un día parte de un muro se derrumbó, dejando al descubierto una alacena pequeña, como una hornacina, donde apareció una cajita, al parecer de ébano, con rico adorno de filigrana de plata.

"¡¡Allí estaba ese tesoro famoso en la historia-leyenda de la familia!!"


El tesoro tenía dentro de la cajita unos pergaminos escritos con bella caligrafía árabe y que contenían estas bellas poesías.

Preguntó a varios islámistas y a su amigo Juan Vernet, catedrático de árabe en la universidad de Barcelona y las respuestas coincidieron:

Eran poemas andalusíes de un nazarí.

Fueron escritos por un tal Raschid o Sharif, quinto hijo de un mercader de pieles afincado en Granada, instalado cerca de la Alhóndiga de granos y procedía de una familia mozárabe del Reino de Sevilla.

El negocio de su padre, según comentaba el profesor García Gijón, hizo que Raschid viajara por todo el Mediterráneo y los reinos de Asia Menor, llegando hasta Samarcanda, por la Ruta de la Seda, que debió conocer muy bien.

Esto explica algunas connotaciones orientalistas de sus escritos descubiertos en Leiden, Barcelona y Granada, al tiempo que refleja el sentido localista, granadino, que existe en su poemática: Granada, el agua, el jazmín, el azahar, la Vega y la Alhambra.

Cuenta el poeta que los versos del libro "El corazón de la granada" se los encontró de manera fortuita en una alacena de su antigua casa del Albayzín...

Entre otras "esencias" el poeta "anónimo" autor de los versos se esconde una mente en donde convivían de manera fantástica los amores de odaliscas imposibles perfumada con  aromas andalusíes y como fondo la musicalidad y el silencio de los surtidores granaínos.

Son Versos del Buen Amor, y creo que con buen criterio, le piden al poeta que los versos se guarden en la hornacina de la casa de los Versos del Buen Amor y nombrar a él y a su esposa, la custodia a perpetuidad de los mismos.

Con D. Emilio, los Versos del Buen Amor quiere rendir un homenaje a esos hombres y mujeres que, aparte de su profesión, han hecho de la poesía su otra vida.

Algunos de sus versos descubiertos:

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He tenido siempre los mejores maestros:

el viejo profesor que me enseñó a leer y a escribir el alifato;
los más santos ilesas que me hicieron comprender y amar el Corán,
los más sabios cadíes y adules que me enseñaron leyes;
he leído a al-Jwarizmi, del que aprendí Álgebra y Trigonometría;
de Azarquiel y Averroes comprendí los fundamentos de la Ciencia.

Yabir ben Hayyan me orientó por los arcanos de la Alquimia, de Maslama el-Magititi
aprendí los principios de la Agricultura y la Agrimensura.

Avicena me dio el conocimiento de los humores y tejidos del cuerpo humano.

Pero nadie, nadie, me enseñó a conquistar tu corazón.
¿Para qué me sirve, entonces, todo lo demás?

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Tengo cientos de joyas
para cubrir tu cuerpo...,
y miles de besos para desnudarlo.

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El nardo, la azucena y
la magnolia, junto con el loto
de la China, quieren competir en blancura con tus senos. ¡Qué ilusos!

¿Quién ha dicho que tus senos son
de pétalos de loto de la China?

¡Qué más quisieran los lotos, los nenúfares o los jazmines, parecerse a ellos en blancura o en perfumes!

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Indudablemente ha sido el propio Yabir B. Hayyan, el alquimista, el que te ha
fabricado el elixir de amor que me has
dado para que me haya enamorado tan
locamente de ti. Pero viéndote, ¿hay algo más natural?

Busqué entre los alquimistas el que me
diera el elixir de amor que te hiciese mi
esclava; pero debió de equivocarse, porque el que quedó esclavo de tus encantos fui yo...

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Ziryab, el músico y poeta, indica que un
buena comida debe terminar con el postre, con los dulces.

A mí, por el contrario, me gusta
empezar por el postre, porque ¿hay algo
más dulce que tus besos?

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Despliega todas las velas, capitán.
que el barco surque las olas; me espera mi amada.

Ya tiene dispuestos los músicos y las bailarinas, la mejor comida y los mas
dulces postres, todo regado con los mejores y más generosos vinos y, sobre todo,
me espera con todo su amor en el más florido de los jardines: la Alhambra.

Vuela, capitán que mi amada espera.

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De ciprés son las vigas de mi casa,
de cedro del Líbano son sus puertas;
de plata son mis jarras y mis vasos;
las fuentes de mi jardín,
donde cantan la tórtola y el mirlo,
manan la más pura agua de Granada.

Yo sería el m el más feliz habitante
del Reino Nazarí si tú quisieras ser
la dueña de mi casa y  mi corazón,
que sólo late por tí.

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LIBRO RECOMENDADO:


EL CORAZÓN DE LA GRANADAPoemas de amor andalusí

de EMILIO GARCÍA GIJÓN.

ISBN º 978845519207

EDICIONES COMARES

Bruno Alcaraz Masáts © 2016