domingo, 11 de enero de 2009

El Morisco Aben Aboo,
Último Rey de los Andalusíes




Al contrario que la mayor parte del reino de Granada, la Alpujarra no fue conquistada por los Reyes Católicos. Se entregó a Boabdil como señorío, aunque sometida a la soberanía de los de los reyes de Castilla y Aragón, tras las Capitulaciones de 28 de Noviembre de 1491.

La Alpujarra revertió a la Corona por compra, de acuerdo con lo estipulado en las Capitulaciones, a la ida de Boabdil y su Corte a Fez, tras la muerte de Morayma, en Octubre de 1493, donde el Rey de Marruecos le concedió el título de Principe.

En 1500 se produce la sublevación en el enclave musulmán de El Albayzín, que tuvo una triple consecuencia, ya irreversible.

- La ruptura de las Capitulaciones de 1491.
- Las conversiones forzadas.
- La firma de otras nuevas, que conllevaban la desaparición del status mudéjar.


Los moriscos de Granada y la Alpujarra inician la desdicha y el hastío por las conversiones forzadas de primeros de siglo XVI, que concluyen con el estallido de la guerra en la Navidad de 1568. Descontentos por la prohibición del uso de las ropas y de las lenguas arábigas, alzaron bandera de rebelión en La Alpujarra.

El 24 de Septiembre de 1568, en una Junta que tuvo lugar en la casa del Hardón, Hernando (llamado Aben Xarah) el Zaguer, alguacil de Cádiar, propuso que se eligiera un jefe, rey, jeque o capitán de todos los conjurados, para dar unidad y autoridad a las disposiciones y, por san Miguel, se nombraría Rey a don Hernando de Válor. La primera Junta fue en Cádiar, en La Alpujarra, la segunda en Churriana, la tercera en la casa de Zinzan y la cuarta es la de la casa del Hardón.

El nombramiento se hizo con arreglo a un viejo ritual, con el que se habían elegido los reyes nazaríes de Granada. Hurtado de Mendoza relata:

Casa de Aben Humeya, en Narila
“Eligieron a don Hernando de Válor por rey con esta solemnidad:
Los viudos a un cabo, los por casar a otro, los casados a otro y las mujeres a otra parte.
Leyó uno de sus sacerdotes, que llaman Faquíes, cierta profecía… y comprobada por la autoridad de su ley, consideraciones de cursos y estrellas en el cielo, que trataba su libertad por mano de un mozo de linaje real, que había de ser bautizado y hereje de su ley, porque en lo público profesaría la de los cristianos.

Dijo que esto concurría en don Fernando y concertaba con el tiempo. Vistiéronle de púrpura, y pusiéronle en torno del cuello y espaldas una insignia colorada en forma de faja.

Tendieron cuatro banderas en el suelo, a las cuatro partes del mundo, y él hizo su oración inclinándose sobre las banderas, el rostro hacia el oriente (Zála le llaman ellos) y juramento de morir en su ley; defendiéndola a ella y a él y a sus vasallos.

En esto levantó el pie; y en señal de general obediencia se postró Aben Farax, en nombre de todos y besó la tierra donde el nuevo rey tenía la planta.

A éste se hizo justicia mayor; lleváronle en hombros, levantándole en alto, diciendo:



“Alah ensalce a Mohamed Aben Humeya, rey de Granada y de Córdoba”

Considera Cabrera de Córdoba, (Pág 553 – Lib. VII, Cap XXI) que los conspiradores más destacados que se reunieron en casa del cerero Adelet, era Aben Xarah el Zaguer, Farax Aben Farax, Diego López (Aben Aboo) y Miguel de Roxas.

El 24 de Diciembre de 1568, los Valoríes se reúnen en Béznar y reconocen públicamente Rey a un noble morisco español de familia musulmana, que utilizaba el apellido Muley, como descendiente de los Omeyas, y que fue bautizado con el nombre de Hernando de Córdoba y Válor, que era Caballero Veinticuatro en Granada, de donde había escapado “con una sola muger morisca e que traía por amiga y a un esclavo negro”, según narra Mármol.

Pareja de moriscos del siglo XVI

Tras abjurar del cristianismo, adopta el nombre de Aben Humeya y es coronado rey de los musulmanes del reino de Granada por ser Muley. Se produce la ruptura formal entre los bandos morisco y cristiano viejo, con la imposible convivencia entre las dos comunidades.

Es en este estado de confrontación y guerra civil en el que se produce una alianza econ los turcos, por parte de los moriscos sublevados y donde, tras una guerra interna de dominio y de poder, se define el perfil de Aben Humeya, al que ya llamaban “El reyezuelo”, “Don Fernandillo” o simplemente “El reyezuelo”.

En esa época, y con el discurrir de su reinado, ya tenía enemigos, pues se le consideraba codicioso, dado al vicio y al despotismo y al que la muerte de su tío, el Zaguer, le había dejado libre de una autoridad más sentada, cuando surge la figura de Diego López. Morisco y perteneciente a la nobleza, ya que era primo de Hernando de Córdoba y Válor.

Había estado presente en las juntas previas a la designación de don Hernando de Válor en la Junta de Béznar, en la proclamación de Aben Humeya como Rey de los moriscos de Granada y Córdoba e intervino en hechos de guerra durante las campañas de la sublevación morisca. Participó, junto con varios cabecillas de la revuelta, en la conjura contra Aben Humeya, entre ellos Diego Alguacil, en relación con los turcos, cuando la noche del 20 de Octubre de 1569.

Caro Baroja recoge que “murió con entereza y declarando que era cristiano y que lo único que había pretendido era vengar agravios familiares”.

Aben Humeya murió estrangulado por su primo Diego López y por Diego Alguacil en Laujar de Andarax. Le sorprendieron, le ataron de manos “y antes de que amaneciese, echándole un cordel a la garganta, le ahogaron, tirando cada uno de una parte. Dicen que él mesmo púsose el cordel como lo ficiese menos mal, concertó la ropa, cubrió la suya cabeza y dixo que iba bien vengado y que era christiano”, según relata Mármol.

Fue elegido Diego López como Rey, proclamándose ”Rey de los andaluces” como Audalla Aben Aboo, aunque se llamaría en adelante Muley Abd Allah Aben Aboo”, siendo el lema que adoptó:

“No pude desear más ni contentarme con menos”

Audalla era un tratamiento de dignidad, equivalente al título de Rey: “Aben Aboo, Audalla ilustre y clara” y también se consignó “Rey Audalla”.

Mantuvo durante dieciocho meses la rebelión, nombró General de Almería a Ieronimo el Maleh e integra en su Consejo a el Habaqui. Cerca y conquista Órgiva, subleva Galera y derrota a los de Huéscar, entre otras hazañas.
Retrato de El bufón Don Juan de Austria
Por su linaje bastardo era ninguneado en la Corte
como hijo natural del Emperador Carlos V, y el bufón
de la Corte de Felipe IV se apropió del nombre del hijo
del Emperador Carlos V para representarlo en comedias
ante personalidades importantes de la Corte de España
Lienzo sobre oleo de Diego de Velázquez, fechada en 1632 - 1633
Museo de Prado
El 22 de Mayo de 1570, en Padules, don Juan de Austria logra la reducción de numerosos caudillos moriscos y monfíes, entre ellos figura el Galip, hermano de Aben Aboo, Hernando el Habaqui, Pedro de Mendoza el Hosceni, Hernando el Gorri y otros que, al grito de “Misericordia, Señor”, hacen entrega de las banderas, con el ritual de entrega y arrepentimiento.

Es en esta perspectiva de decadencia cuando Aben Aboo ataca al duque de Sesa en Órgiva el 21 de Febrero de 1570, que había salido de Granada con el cuerpo del ejército.

El duque de Sesa al licenciado Alonso del Castillo, morisco converso, trasladador e intérprete y médico, una serie de escrito en lengua árabe, de carácter persuasorio, para comunicarle a Aben Aboo la falsedad de los “Jofores” o pronósticos que, en 1568, les aseguraban el triunfo y el bando de reducción, así como del poderío militar de Felipe II o la imposibilidad de ayuda de los africanos.

En esta tesitura, el desaliento domina entre los sublevados, que entienden la causa como perdida. Surge el deseo de rendición y entrega de banderas y armas, así como las huidas a Berbería, que se hacían a través de un pasillo de paz abierto entre Adra y Almería. Pese a que, en esos instantes Aben Aboo sólo cuenta con unos escasos medios, las ayudas no dejaron de llegarle en forma de bastimentos o sustento para su ejército, llegando a reunir a unos miles de soldados, cercano a los 5.000.

Pero el comportamiento militar de este ejército es soldadesco, ya que los combates con las tropas de don Luis de Requesens (Órgiva, Pitres y Trevélez) y de don Lope de Figueroa (Ugíjar, Cádiar y Jubiles), y el sistemático degüello de los moriscos mayores de 20 años y la cautividad para las mujeres y los niños, produce verdaderos estragos, con castigos crueles y, a veces, innecesarios.

Aben Aboo inicia una huida entre Trevélez y Bérchules, en tanto que Francisco Barredo, mercader granadino, entra en contacto con Gonzalo el Xeniz, dado que se ha prometido el perdón a quien entregase, vivo o muerto, al Rey de los andaluces.
El tajo y las cuevas del moro
Así, en la primavera de 1571, el 15 de Marzo, también de muerte violenta, es asesinado Aben Aboo en una cueva de Mecina Bombarón denominada la zona como El Huzún, en donde, según unos autores fue El Xeniz y otros el Habaqui, quien descargó un fuerte golpe con el arcabuz que le derribaría al suelo, en donde le acabarían de asesinar. Después arrojarían su cuerpo por un barranco, que hoy es conocido como “la peña del reyecillo”. Con posterioridad, recogerían su cadáver y lo llenarían de sal o de paja, siendo Barredo y el Xeniz quienes le traerían a Granada para entregar al Presidente y al duque de Arcos, quien mandó arrastrar y descuartizar su cuerpo, mientras su cabeza, separada, era situada en una entrada de la ciudad del reino de Granada, en la puerta del Rastro, que daba a las huertas de Gomminabataubín, cercanas al llamado puente romano del río Genil, que daba comienzo al camino de La Alpujarra, en donde estuvo 200 años.

Relata Hurtado de Mendoza en la Guerra de Granada:

Puertas de Elvira, Monaita, Fajalauza y Nueva,
en El Albayzín, antigua ciudad medieval de Granada.
(En una puerta similar a estas, expusieron durante 200 años la cabeza de Aben Aboo)


La cabeza pusieron encima de la puerta de la ciudad que dicen del Rastro, colgada de una escarpia a la parte de dentro, y encima una jaula con un palo, y un título en ella que decía:

ESTA ES LA CABEZA
DEL TRAIDOR DE ABENABÓ
NADIE LA QUITE
SO PENA DE MUERTE


Se dice que el Xeniz, al entregar el cadáver de Aben Aboo, dijo que hacía lo que el buen pastor, “que no pudiendo entregar a su Señor la red viva, le traía los pellejos”.

Mármol, al tratar las campañas dirigidas por el Comendador de Castilla dice:

“En la cueva de Mecina Bombarón se tomaron doscientas y sesenta personas y se ahogaron de humo otras doscientas y veinte. En otra cueva cerca de Berchul se ahogaron sesenta personas, y entre ellas la mujer y las dos hijas de Aben Aboo; y estando él dentro, se salió por un agujero secreto con sólo dos hombres que le pudieron seguir”.

El Audalla Aben Aboo fue asesinado, pero la leyenda alpujarreña recoge que tuvo una muerte incruenta, ya que se dice “que fue ahorcado por los testículos”, aunque ello tal vez sea producto de una leyenda de muerte humillante, elaborada por los vencedores, así como que participó en ella Aben Humeya , al que dieron equivocadamente por muerto en Laujar de Andarax.

Aben Humeya fue posteriormente enterrado bajo las torres de las viejas murallas de Guadix, con tratamiento de rey.

En el transcurso de la guerra hubo pérdidas entre los cristianos viejos, en torno a tres mil civiles martirizados, que no intervinieron en hecho alguno de confrontación o de batalla, en tanto que igual ocurrió entre los moriscos civiles, tal vez en un número algo superior, pero las pérdidas entre soldados y hombres de guerra fue incontable.

Ladero Quesada señala:

“Contra la voluntad de supervivencia de un pueblo sobre la tierra, sólo hay dos soluciones: la concordia o el genocidio y el desarraigo. La concordia estaba descartada desde siglos atrás a causa de la incomprensión cultural mutua. El genocidio tampoco estaba en el nivel de posibilidades ni de las ideas de los hombres en el siglo XVI; es una conquista de la civilización contemporánea”.

En 1609 se firman, ya con Felipe III en el trono, los de
cretos de expulsión de los moriscos de los Reynos de Granada, Sevilla y Castilla en un edicto publicado el 22 de Septiembre de 1609, y de Aragón, Cataluña y Valencia en otro edicto firmado el 2 de Enero de 1610, que afectó casi la mitad de la población de los Reinos de Valencia y Granada.


Grabado de la expulsión de los moriscos, de Carducho (Museo del Prado).
Lafuente Alcántara resumió la expulsión con una frase:


“El Reino de Granada, rico y poblado antes, obtuvo la tranquilidad que reina en las soledades”


Todavía la rebelión daría su último coletazo en la zona de los Guájares, con un monfí llamado Andrés el Rindati, que combatió en la sierra con un pequeño grupo durante casi cinco meses y se pasaría después a Berbería.


Bruno Alcaraz Masáts

Biografía editada el 15 de Marzo de 1997, con ocasión de la 1ª Senda de La Alpujarra, desarrollada por la Asociación Cultural Medina Andalusí, en colaboración con el Área de Cultura de la Diputación de Granada y la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, en un recorrido de 2 días por las sendas moriscas de Lanjarón, Yégen, Mecina Bombarón, El Golco y Cueva del Moro.