y
los Hombres de la Nieve de Granada: Los Neveros
‘’eran hogueras encendidas por unos hombres que recogían nieve y hielo. Hacen turnos, unos descansan y se calientan, mientras otros rellenan los serones de las mulas. Se asientan al pie de la montaña para entrar en Granada antes del amanecer. Por eso, Sierra Nevada, Señor, es un trozo de hielo en mitad de Andalucía; así se mantiene fresca en verano’’.
Washington Irving nos muestra en sus Cuentos de la Alhambra lo que nos ofrece esta Sierra Nevada:
“la fresca vegetación y templados aires de un clima septentrional con el vivificante ardor del sol de los trópicos y el claro azul del cielo del mediodía”
y el poeta José Zorrilla indicaría, cuando llegó a esta zona, para ser coronado en la Alhambra como poeta nacional laureado en 1889,
La luz de Granada “que lo envuelve todo”, en palabras de ese autor, la claridad del invierno, a la que le siguen unos amarillos primaverales, y en las partes altas -donde la primavera es tardía- en junio se llenan de colores sus lomas gracias a la floración de los piornos, contrastan con los carámbanos que cubren la mitad de las lagunas.
De este color hablan todos los que visitan Sierra Nevada. Muchos de ellos intentaban dormir en algunas de sus cumbres para desde ella maravillarse de sus largas puestas de sol y sus afilados amaneceres, al ser en estas el primer sitio donde brilla el sol.
Perspectiva de Sierra Nevada desde la Alhambra
El sol y la nieve han sido ancestralmente su definición. Así se expresa en una copla popular que recogió Henríquez de Jorquera en el S. XVII:
“Tres cosas hay en Granada que duran el año entero:
Nieve en Sierra Nevada,
arrebol para la cara
y en la calle Elvira, cieno”
Sobre su regalo de la nieve nos sigue contando Washington Irving:
1 - La propiedad de la Nieve en Sierra Nevada
grande y alta que, por estar siempre con nieve, llaman la
Sierra Nevada, lo cual no es causa de que el invierno sea
muy frío en Granada, por caer a la parte del Mediodía
en la ciudad, y en el verano de bastante fresco por la
continua nieve que conserva, la cual es bebida en los
grandes calores. En dicha montaña, abundante en
muchas yerbas medicinales, y en ella hallaron
el trigo que da tantas espigas''
que llegó a Granada el 28 de Mayo de 1.526
hasta el 7 de Diciembre de 1.526
Diego García del Real, en régimen de monopolio, obtuvo el derecho a extraer y vender toda la nieve de Sierra Nevada. Se hizo mediante una subasta y se reflejó en posterior escritura pública.
En 1914, José Carrera Peña adquirió la nueva propiedad de la nieve, por la alta cantidad de 30.000 pesetas, de los herederos de los anteriores propietarios y, con posterioridad, doña Francisca Carrera Ramos, recibiría por herencia la propiedad de la nieve sobre nueve suertes en Sierra Nevada.
El Gobierno de Madrid, para la protección de la concesión de este monopolio, emitió diversos edictos que prohibían pisar la nieve o cogerla, siendo la Guardia Civil quien recibiera la encomienda de la vigilancia para que nadie bajase nieve sin licencia a la capital de Granada o a pueblos de La Alpujarra.
Cuando en 1.922 se instaló en Granada la primera fábrica de hielo se marcaría el declive de la extracción de la nieve, el fin del oficio de los neveros que subían por el Camino de los Neveros para extraer durante la noche y bajarla a Granada, donde llegaban antes de amanecer.
Un dato posterior indica que en 1.964 existían en la provincia de Granada 17 fábricas de hielo y en los meses de verano se fabricaban, a diario, 6.000 kilos de hielo y existían 40 fábricas de gaseosa, que producían 10.000 litros al día.
Los Neveros
De los neveros ha quedado el “Camino de los Neveros”, un camino legendario cargado de romanticismo, que arranca desde Granada, cerca de la actual Avenida de Cervantes, hasta llegar a los Contaderos, pasa por la Fuente de Los Neveros, el Purche, las Sabinas, las faldas del Dornajo, llegando hasta la base del Veleta, en la zona de los Peñones de San Francisco. Es un camino de ascenso suave, que discurre por lomas soleadas y abiertas. Transcurrem por tres términos municipales distintos: Granada, Huétor Vega y Monachil.
Un acarreto de neveros de Sierra Nevada
El recorrido de los neveros que traían la nieve era de uno 50 kmtros. (ida y vuelta) y al grupo de neveros que formaba un porte de nieve se le llamaba ''acarreto''.
Cada acarreto estaba formado por un grupo de 8 a 12 hombres con jáquimas (bestias de carga) que iban precedidas por un mulo o burro con cencerro, que era el guía de la partida.
En Monachil hubo 3 acarretos que subían a la sierra por la ruta del Purche, que era llamada ''La cuerda de los Neveros'', senda que también era utilizada por La Zubia, que tuvo 2 acarretos.
Huetor Vega, con 6 acarretos, era el pueblo que mas nieve bajaba y Pinos Genil tenía un acarreto.
Güejar Sierra tuvo 1 acarreto que subía hasta la nieve desde el pueblo por la vereda de la Estrella y sólo hacia el Camino de los Neveros en el descenso, para luego regresar otra vez al pueblo.
La nieve porteada se llevaba a la calle Varela, en el barrio de San Matías, a la conocida en Granada ‘’Casa de la Nieve’’, en donde se procedía a prensarla, para obtener las barras de hielo, aunque normalmente ya venían desde la sierra envueltas en paja.
La nieve era vendida en los hospitales, donde la utilizaban para refrescar el agua o en los alimentos y para granizarla sirviéndola en helados y sorbetes. Se solían hacer unos gorros de nieve para ponérselos a los enfermos en la frente, en la cara o en alguna zona del cuerpo, a fin de obtener alivio en los estados de fiebre o en las dolencias oculares, traumáticas o dentales.
En la plaza de Bib-Rambla se servían unos refrescos elaborados con agua y nieve rallada a la que se solía añadir algún licor, que hacía así un tipo de sorbetes dulces, así como para el uso en confiterías y tabernas.