martes, 20 de enero de 2009

Un emblema de la Alhambra:
El Mirto o Arrayán


El patio de los Arrayanes de la Alhambra de Granada, donde el arrayán forma dos setos vivos a ambos lados de la alberca

«Yo enamoro a este jardín donde la margarita es la sonrisa,
el mirto, los bucles, y la violeta, el lunar»
Ibn Jafaÿa, poeta andalusí (1058-1138)

Es un arbusto o árbol que tiene doble etimología: los griegos le llamaban "myrtos" (μúρτος) (el “perfume”) por ser una planta muy aromática y "Myrtus" era el nombre que daban los romanos a la planta, y los musulmanes le llamaron "arrayán" (ريح), que proviene del árabe ar-Rayhan (الريحان) o Rihan (el "aromático") aunque se le llama al As. En el Antiguo Testamento se hace referencia al mirto o arrayán como aquél que los hijos de Israel llevaban en guirnaldas para sus bodas y Teofrasto hace referencia a los arrayanes de Egipto, considerándolos como los más bellos y aromáticos.

El topónimo Murcia deriva de la palabra latina Murtae o "lugar de mirtos", que crecen con frecuencia en lugares húmedos o de Murtia o "Villa de Murtius", que debía ser una de la muchas poblaciones establecidas en las proximidades del rio Segura. El acta de fundación de Murcia fue otorgada por Abd al-Rahman II el 25 de Junio de 825 y el nombre venía dado a la nueva aldea de la Karya árabe de Tudmir del topónimo latino y los musulmanes la llamaban Mursiya, "la afincada", que suplantaría a Orihuela como capital de Tudmir.


Plantas de arrayán en un uso ornamental
formando un seto vivo y flores del arrayán

Su nombre científico es Myrtus communis, siendo su nombre común Mirto o Arrayán y pertenece a la familia de las Mirtáceas: Myrtaceae. Produce hojas opuestas y aisladas en las axilas de las hojas y frutos en bayas esféricas de color azul oscuro.

El Arrayán era una planta que los árabes incorporarían al jardín con un uso ornamental, utilizándola en la formación de setos vivos y como planta de usos diversos y su madera es de buena calidad, semidura y semipesada, de grano fino, siendo empleada en marquetería y en trabajos de torno.

Existe una variedad que se la llama popularmente arrayán moruno, que es el de hojas más pequeñas y se identifica con la especie Mirtus communis boetica y el vástago o tallo nuevo que nace al pie de un arrayán se le llama pimpollo, como al pino nuevo que crece en un pinar.

El médico austriaco Jerónimo Münzer, viajero que durante 1494 y 1495 realizó viaje por España, siendo el primer viajero extranjero que visitó Granada tras la entrega de 1492 y que publicó bajo el título de Itinerarium sive peregrinatio per Hispaniam, Franciam et Alemaniam, excellentissimi viri artium ac utriusque medicinae doctoris Hieronimi Monetarii de Feltkirchen civis nurembergensis, la mencionaba como una de las plantas más bellas que vio en los jardines de Valencia.

Así describió Granada y sus jardines en Viaje por España y Portugal:

“Terminada la comida, subimos a la Alhambra.
Vimos allí palacios incontables, enlosados con
blanquísimo mármol; bellísimos jardines, adornados
con limoneros y arrayanes… Todo está tan soberbia,
magnífica y exquisitamente construido, de tan
diversas materias, que se creería un paraíso.
"No me es posible dar cuenta de todo”.

El arrayán es un arbusto de follaje perenne que puede alcanzar hasta los 8 metros de altura y es un árbol o arbusto de follaje persistente, que crece en terrenos muy húmedos, en las riveras de los ríos, en valles bajos y sus laderas. Hoy, suelen hallarse formando bosques casi puros denominados arrayanales en Argelia, Túnez, Argentina, Colombia y Costa Rica.

Es de crecimiento lento con un tronco de 30 a 70 centímetros de diámetro; el cual es muy retorcido y múltiple; y extraordinariamente ramificado. Una característica muy importante es su corteza, de color canela o rojo ladrillo, muy lisa, sedosa y fría al tacto, que al desprenderse deja manchas blancas.


Dibujo del ramaje muy retorcido y múltiple del arráyán
y fotografía de un arbol frondoso de arrayán

Este arbusto o árbol ornamental florece en el verano y sus frutos, llamados mirtones, maduran en otoño. Sus flores son pequeñas, blancas y hermafroditas, y le dan una hermosa coloración en el verano, además de su agradable perfume y los frutos son comestibles y son estimulantes, balsámicos y vulnerarios, es decir, que curan llagas y heridas.


La flor del arrayán florece en verano y el fruto madura en Otoño,
hacia los primeros días de Noviembre.

En al-Ándalus fue una planta muy extendida por sus propiedades curativas y gustativas, ya que se obtenía un vino de arrayán por la maceración de sus hojas y su posterior filtrado, que era utilizado como aperitivo en las comidas, por ser un entonador estomacal. El vinillo que se hacía con las bayas del arrayán se llamaba Mirtídano, del latín Myrtibanum. En época nazarí se decía que si el vino de la grana del arrayán se cuece y se exprime, si se bebía antes de tomar otro alcohol, se impedía la borrachera. El Mirtídano se elabora aún en los paises musulmanes.

La mujer le dio otro uso distinto, ya que la esencia del arrayán era utilizaba en el baño público o hammán para el aseo de la cara y el cuerpo y la simiente la utilizaban para teñir el pelo negro. Aún hoy, se utiliza desde antiguo su agua destilada como cosmético para lavado de brazos y cara en Mallorca.


Cuadros con escenas de un hamman donde el arrayán
se utilizaba para el lavado corporal de la mujer,
así como para teñir el pelo de negro.

En la cocina tenía su punto de excelencia en la aromatización de la carne, aunque ya antes se usara en Roma para aromatizar y conservar los embutidos.

Ibn Wafid de Toledo indicó en su "Libro de la Almohada" (Kitab al-Wisad) que con las hojas de arrayán frescas, machacadas y puestas a macerar en aceite de oliva durante al menos tres semanas al sol, se obtenía un medicamento que impedía la caída del cabello.

Pero el uso más cotidiano del arrayán era el Sirope, que se obtenía cociendo los granos con agua y tras reducir por evaporación hasta casi la mitad, se endulzaba con azúcar o miel y se hervía hasta obtener un sirope de arrayán, que se solía consumir rebajado con agua o con hielo.

Paracelso, en su “Tratado de las Plantas Mágicas", de 1538, recomendaba su uso para cicatrizar llagas aplicando externamente su empleo en polvo o en cocimiento, que se verificaba hirviendo en medio litro de agua, durante 15 minutos, 10 gramos de hojas y frutos del arrayán, que se aplicaba sobre el mal mediante compresas de algodón y que los vapores de una infusión de arrayán, aspirados por la boca, curaban la jaqueca.

Era la época en que se decía que el arrayán estaba consagrado a Venus y a los dioses lares. Era el emblema de la compasión y se empleaba en diversas operaciones de magia erótica quemando en un bracerillo ramas, hojas y frutos de esta planta completamente secos y mezclados con ramas de ciprés y, al producirse la llama, se echaba una pequeña cantidad de incieso macho.

En el siglo XVI se preparaba (por destilación) una loción tónica y astringente con las hojas y flores llamada "Eau d’Ange" (Agua de Angel), de gran reputación.

La cocción de sus hojas es muy aromática, y todavía se emplea en el mundo árabe para cuidados de belleza y para la última limpieza del cuerpo de los muertos, antes de perfumarlos y envolverlos en un sudario. En la tumba, se cubre al difunto con varias ramas de arrayán para atraer sobre él la gracia divina o barakah (بركة)

En la Grecia Antigua lo utilizaban para honrar a sus muertos, ya que era considerado como el símbolo de la gloria y del amor, y también trenzando coronas de arrayán para honrar a los héroes y enaltecer a los futuros esposos.

En Granada se conserva una tradición del uso que popularmente se venía haciendo del arrayán, junto con el lentisco, gayomba y plantas recogidas de las choperas de los pueblos cercanos y es para la realización de "enramaes", que consisten en cubrir las calzadas con ramas, en un día de significación especial, impregnando las calles de un característico aroma que invade todo, como consecuencia del pisoteo de las ramas de estas plantas por los participantes en un acto festivo y solemne, como la procesión del Corpus.

El rey Birendra del Nepal, en su visita oficial a España en Septiembre de 1983, continuó en visita privada a Granada y solicitó al Patronato de la Alhambra poder llevarse hasta su país diversos ejemplares de arrayanes de la Alhambra. Su petición fue atendida, y viajaron en el avión junto a él y su séquito numerosas macetas con plantones de arrayán que ahora adornan el Jardín del Himalaya, situado en el interior del antiguo palacio real de Katmandú, a 1330 metros, en las estribaciones del Himalaya.

Foto oficial del Rey Birendra y su esposa Aishwaya sentados y de pie, en el centro, el Príncipe heredero Dipendra y el Palacio Real de Katmandú (Nepal)

En Italia se elabora todavía un antiguo vino que se obtiene del arrayán, vino conocido como Mirto de Cerdeña, "il Mirto Connottu", que es un licor tradicional de la isla de Cerdeña, siendo los cinco ingredientes de esta infusión hidro-alcohólica obtenida a partir de las bayas de mirto y compuesta por cinco ingredientes: agua, alcohol etílico y las bayas del mirto, con azúcar y miel, embotellado en finas botellas negras y espigadas.

Para probar lo mejor posible las características de esta infusión, se aconseja servir frío.

"Il Mirto Connottu" es el resultado del amor y de la pasión de los sardos para sus antiguos orígenes.

Sobre connottu” en efecto, es una expresión local que significa:

transmitida en el tiempo” y al mismo tiempo “en libertad” y el mirto contenido en esta botella nace de verdad así:

Solamente la fruta del mirto, recogida a mano en las tierras de la Mancha sarda, de manera espontánea, y dejada macerar en alcohol en un segundo lugar el tiempo dictado por la antigua tradición, que surgió a finales del siglo IX.

Bruno Alcaraz Masáts