miércoles, 7 de enero de 2009

Tombuctú, la ciudad santa prohibida,
conquistada por Yuder Pachá en 1591



Nombre oficial: Tombouctou - República de Malí -


- ¿Sobre la tierra he caído? - preguntó el principito.
- Sobre la Tierra, en África -
respondió la serpiente. 

- ¡Ah! ¿y no hay nadie sobre la tierra? - respondió el principito.

- Esto es el desierto. En los desiertos no hay nadie – dijo la serpiente 

Antoine de Saint – Exupery: El Principito




Tombuctú, (Tim-Buktú en tamasheq o tamalaght, la lengua tuareg), era el punto de entrada al desierto del Sáhara desde Malí y el de reunión de los camelleros tuaregs, a quienes se atribuye la fundación de la ciudad en el año 1100, durante la dinastía Mandinga.

Tombuctú es una ciudad situada en una rama de la margen izquierda del río Níger, a 7 kmtros del río y su nombre procede de las palabras Tim que quiere decir pozo y de Bouctou, una mujer tuareg con un ombligo grande y venida de Essouk, una ciudad de caravanas en apogeo entre los siglos IX al XII y que se encontraba en el punto de intersección de Malí, Argelia y Niger.

El lugar más simbólico de Tombuctú es el lugar original del pozo o Tim de la mujer Bouctou (la mujer del gran ombligo: Lieu ou place de la vielle femme au gros nombril, cuya traducción sería: Lugar o sitio de la vieja mujer del gran ombligo) que guardaba los equipajes de los fundadores de la ciudad y vigilaba el uso del pozo de agua potable; a raíz de las deformaciones la palabra targui Bouctou o pozo de Bouctou se convirtió en Timbouctoú. El lugar donde está situado simboliza también el palacio que Mohamed Naddi hizo al Cadí de la ciudad de 1433 a 1467 y es quien financió en 1400 la construcción de la mezquita de Sidi Yahia, hoy lugar del patrimonio mundial en peligro.

Se la conoce como la ciudad de las 333 tumbas y la Perla del Desierto. Tombuctú es también el nombre de una de las siete regiones que componen Malí y el gobernador de esta región está asentado en la ciudad del mismo nombre, la región está formada por las ciudades de:

Diré (76.033 habitantes)
Gundam
(122.772 habitantes)
Gurma-Rharus
(56.784 habitantes)
Niafunké
(135.006 habitantes)
Tombuctú
(76.766 habitantes)


En su perímetro están emplazadas 333 tumbas correspondientes a santos del Islam. Cada una está situada en un lugar estratégico: una de ellas junto a la casa del explorador Gordon Laing.




Plano alemán de Timbuktú de 1835. 
Se observa el perímetro de la muralla y sus barrios.



Es una ciudad protegida por uno de sus poderosos talismanes, mejor dicho, 333 talismanes. Creen los tuaregs, los songais y los Armas del Níger que las tumbas de estos santones protegen a la ciudad de invasiones y de los malos espíritus. En este sentido, se la puede considerar una ciudad santa.



El Atlas catalán del mallorquín Abraham Cresques,
de 1375, mostraba al rey de Malí, Musa I,
portando en la mano una pepita de oro:
"El oro viene del sur, la sal del norte
y el dinero del país del hombre blanco;
pero los cuentos maravillosos
y la palabra de Dios sólo se encuentran en Tombuctú.”

decía un antiguo proverbio, en alusión a la principal actividad de la región, el comercio.

Los camelleros traían desde el Mediterráneo la sal y la intercambiaban por oro, frutas y pescado con las tribus negras que poseían dichos bienes en abundancia.

León el Africano, en su "Descripción del África", afirma que “el nombre de este reino es moderno; es el de una ciudad que fue construida por un rey, llamado Mensa Suleiman, en el año 610 de la Hégira, aproximadamente a unas 12 millas de una rama del Níger.”
Un autor, en el siglo XIV, confirmaba implícitamente este origen y definía la ciudad de Tombuctú como “punto de encuentro de los que viajan en piragua y de los que caminan en camellos”.

Esta cita nada tiene que ver con el nacimiento de la ciudad, y se refiere al período en el que ya estaba sometida al Imperio Shongai. Otras fuentes señalan que fueron los tuaregs quienes, alrededor del año 1100, durante la dinastía Mandinga, formaron el primer núcleo de población junto a unos pozos de agua (Tim) cuyo cuidado se confió a la esclava anciana conocida como Buktú, una mujer tuareg venida de Essouk.

Siempre se ha dicho que el emperador Kankan Moussa, que tomó Tombuctú destruyéndola, fijó su residencia en ella hasta 1332 en que murió, en 1324 hizo una peregrinación a La Meca con 8.000 porteadores y centinelas de camellos y que, al regreso de la peregrinación, volvió deslumbrado por las ciudades conocidas y ordenó construir un palacio, que en algunas crónicas se llamaba Madugu , hoy desaparecido, y una gran mezquita, la Mezquita Djigareiber (la grande) construida en 1325, y decidió impulsar el comercio, que ya era importante en su época, iniciándose la etapa más floreciente de Tombuctú, que alcanzaría su apogeo en el siglo XVI, de una parte con sus rutas de caravanas que transportaban por el Sáhara sal, telas, especies y otras riquezas desde el norte, y el río Níger, que era la vía del transporte del oro y de los esclavos traídos del resto de África occidental.

Una leyenda de Mali dice que el emperador Kankan Musa dejó durante su peregrinación a La Meca una estela de historias acerca de las cantidades de oro que transportaba y del dispendio que de él hizo, tras su paso por El Cairo, que generó la quimera de que el oro tardaría diez años en volver a recuperar el valor anterior a su llegada.

En la descripción de las casas de Tombuctú de León el Africano, indica:

''En medio de la ciudad se encuentra un templo construido
por un arquitecto de la Bética, nacido en la ciudad de Al Mana, mediante
piedras unidas con mortero de cal; y hay también un gran palacio
construido por el mismo maestro donde reside el rey''

Este arquitecto era el granadino Ishaq es-Saheli, que el emperador malinké Kankan Mussa se llevó a su vuelta de su peregrinación a La Meca y que construiría las mezquitas de Tombuctú, Gao, Diré y Gudam, entre otras.

El historiador Ibn Jaldún recoge la construcción de la mezquita en su obra ''Historia de los Bereberes'':

''Mansa Mussa quiso construir una sala de audiencias sólida
y revestida de yeso, tales edificios eran aún desconocidos
en su pais. Abu Ishaq (Es- Saheli), muy habil en varios oficios,
levantó una sala cuadrada rematada con una cúpula.
En esta construcción desplegó todos los resortes de su ingenio
y, habiéndola recubierto de yeso y adornado de arabescos
de relumbrantes colores, hizo de esta sala un admirable
monumento. El emperador quedó encantado con ella
y dio a Es-Saheli 12 mil meticales de oro en polvo
como símbolo de satisfacción.''
Gran Mezquita Djigareiber y Medersa de Sankore
Durante el siglo XIV se construyó la muralla actual, de 5 kilómetros. Tuvo su mayor esplendor durante el reinado de los Askia (1493-1591), con más de 100.000 habitantes de diversas etnias: bereberes, árabes, mauritanos, bambas y tuaregs.

La existencia de una comunidad andaluza en la Curva del Níger era conocida desde hace años por los investigadores, fundamentalmente extranjeros, aunque hasta fechas recientes, casi nadie había profundizado en una investigación sobre la misma, como es el caso de Manuel Villar Raso, natural de Olvega (Soria - 1936), catedrático de literatura norteamericana en la Universidad de Granada.

En España sólo existe una excepción, José Ortega y Gasset, que en 1924 publicaría un artículo en las páginas del diario madrileño “El Sol” , donde decía
:


José Ortega y Gasset


“Donde el Sáhara termina y Sudán comienza, sobre todo en el codo del Níger, se halla la ciudad santa de Tombuctú, en la cual hasta 1900 no habían penetrado más de tres o cuatro europeos. Fue en tiempos una urbe gigante y sabia, por la cual peleaban una y otra vez los pueblos del desierto y los reyes tropicales. Pues bien: allí viven desde hace cuatro siglos nuestros parientes.

A fines del siglo XVI, un sultán de Marruecos quiso lo que parecía imposible: conquistar Tombuctú. Para ello contrató gran número de españoles armados, las primeras armas de fuego que aparecían en este fondo africano. Los soldados españoles ganaron la batalla más grande que nuestra raza ha logrado del otro lado del estrecho y, victoriosos, se avecindaron en Tombuctú, tomaron mujeres del país y crearon estirpes que aún perduran. Orgullosos de su origen hispano, conservaron una exquisita disciplina aristocrática y todavía representan sus familias los núcleos nobles del lugar.

¿Por qué, por qué no hemos ido a visitar a estos ruma del Níger, nuestros nobles antepasados”

El personaje central del estudio del profesor Villar Raso es el andaluz nacido como Diego Guevara, un cristiano que renegaría de su credo durante la cautividad, convirtiéndose al Islam; era originario de Las Cuevas del Marqués, hoy Cuevas de Almanzora, en Almería, del que se supone fue capturado por una razzia del morisco al-Dugaly, que estaba al servicio del califa de Marrakech, por el rio Almanzora el 28 de Noviembre de 1573 y que lo convirtió en el destino desafortunado de “eunuco, elche y renegado”, siendo enviado a Marrakech y que recibía el nombre de Yuder.

El Imperio Saadita (سعديون) de Marrakech estaba gobernado por el sultán Moulai Mawlay Ahmad, que adoptó el nombre de al-Mansur, el Victorioso (1509-1603). Mohamed Ech-Cheif, fue el fundador de la dinastía y declaraban ser descendientes de Fátima (hija de Mahoma), y en 1554 anexionó al reino de Marrakech el reino de Fez, estableciendo la capital en Marrakech. Vivían en Tagmadert en el valle del río Draa.

Cuando al-Mansur decidió en 1590 la conquista del Imperio Songhai, Yuder, que había sido nombrado Pachá de Marrakech por al-Mansur, tras permanecer en una zauia o cuartel-monasterio para que catequizase tras un intento de conspiración con su captor el morisco al-Dugaly y para que convirtiese a los cristianos capturados al Islam y los adiestrase en el manejo de las armas, salió de Marrakech al frente de un ejército de marroquíes y unos 4.000 granadinos, la mayoría de ellos habían sido expulsados del Reino de Granada tras las revueltas moriscas, y de unos 500 europeos, considerados como la élite del ejército de Marruecos al ser los únicos preparados para atravesar el Sáhara, y de 60 cristianos arrancados de la cárcel por Yuder Pachá, 1.500 lanceros moros y 1.000 auxiliares de tropa que estaban a cargo de unos 8.000 camellos que portaban las provisiones y el material de campaña.

Cruzaron el desierto, en el que perdieron una parte importante de la tropa y de las provisiones, y Yuder Pachá ganó el 13 de Febrero de 1591 la batalla de Tondibi, conquistando para al-Mansur el Imperio Songhai del Askia Isak II, arrebatando a los tuaregs el imperio mediante el uso de armas de fuego, las primeras que se utilizaron en este lugar, de donde procede el nombre de los Armas del Níger con el que se conoce a los moriscos llegados de al-Ándalus.
Tras la batalla de Tondibi, las tropas al mando de Yuder Pachá se dirigieron a Gao, donde permanecieron 15 días, y finalmente se dirigieron a ocupar Tombuctú el 28 de Febrero de 1591.

El 17 de Agosto de 1599, al-Mansur destituyó a Yuder Pachá y lo reemplazó por Mahmud ben Ali Ban Zarqun, de Guadix (Granada), regresando a la corte de Marrakech el 25 de Marzo de 1599, conminado por el rey saadí al-Mansur para que le ayudase en las tareas de gobierno, dado que sus tres hijos le disputaban el Imperio. Después de varias negativas, al-Mansur requirió su presencia.

Regresó a Marrakech con una caravana de presentes y regalos para al-Mansur, que falleció en 1603. Yuder Pachá murió en 1605, en las intrigas palaciegas que por el trono entablaron los tres hijos de al-Mansur, aunque según otras teorías, fue decapitado por un sucesor de éste por traición. Se dice que está enterrado en una de las tumbas de la familia real saadí, en el palacio al-Badi, al que siempre estuvo ligado.

A Yuder Pachá, que fue Caid de Gao, le sucedieron en Tombuctú 120 pachás hasta 1750 .

León el Africano escribió que en Tombuctú había en esa época en que llegara Yuder Pachá unos 20.000 estudiantes distribuidos entre las 180 madrazas o escuelas coránicas, y que tenía una población de 100.000 habitantes, aunque estas cifras se estiman hoy algo exageradas.

La universidad de Sankore tenía su sede en Tombuctú, un lugar donde los escribas hacían copias de los manuscritos traídos por los viajeros de las caravanas. Se decía entonces que las familias notables agregaban esas copias a sus extensas bibliotecas. Como resultado de esta labor de los escribas, Tombuctú se convirtió en depositaria de una colección vasta y ecléctica de manuscritos.

Los comerciantes traían libros y manuscritos del otro lado del Mediterráneo y Medio Oriente y en Tombuctú se compraba y vendía todo tipo de libros, en árabe y en idiomas locales, tales como songhai y tamasheq.

De esta época surge la tradición de Alfarouk, un personaje legendario al que se representaba en forma de un hombre de vestimenta muy blanca, (lithamé), que apareció subido sobre un caballo también blanco. Según la tradición oral, Alfarouk, a raíz de su conducta respecto al Ulema de Sankoré, estaría en detención en las aguas del Proscrito de Djenné, durante 7 siglos.

Cuatro siglos después de la llegada del morisco Yuder Pachá, a los conquistadores granadinos, los Armas, mantuvieron un imperio andalusí en la Curva del Níger en las ciudades de Tombuctú, Gao, Bamba y Djenné.

En 1737 serían derrotados por los tuaregs en la batalla de Toya, que tomarían Tombuctú, manteniendo su señorío y la dominación de los andalusíes se prolongó hasta 1827-1833, en que fueron derrotados en Diré por la etnia de los Peul, que aprendió el arte de hacer la guerra con armas de fuego, como en 1591 hiciera Yuder Pachá y ya, con la llegada de los franceses en 1893, se inició el declive de los andalusíes en la Curva del Níger y el fin de la época de esplendor de Tombuctú.

Las dominaciones de Tombuctú fueron las del Imperio de Mali (1325-1433), la del Imperio Songhay (1468-1591), la de la dinastía Saadita de Marrakech (1591-1780), la peul (1826-1862) y la dominación francesa (1893-1960), aunque los tuaregs siempre consideraron como suya la ciudad, aunque estuviera sometida y gobernada por otras gentes y culturas.


Grabado de 1853 del rio Níger por Kabara

León el Africano puntualizó que el rasgo más característico de la ciudad y el que ha sobrevivido a lo largo de la historia era este: 'Hay en Timbuktú numerosos jueces, doctores y sacerdotes, bien considerados todos'.

Hoy, la Curva del Níger está habitada por unos 30.000 Armas, de los que unos 10.000 son descendientes directos de los moriscos granadinos, según cuenta Manuel Villar Raso, catedrático de la Universidad de Granada, que escribiera la novela “Las españas perdidas”, en la que recoge las experiencias de Yuder Pachá. En las obras “Andalucía en la Curva del Níger” se recogen los estudios de un grupo de investigadores granadinos en esta zona y "A la conquista de Tombuctú - Yuder Pachá (1590 – 1591)", de José Prieto se narra la figura del explorador español olvidado.

Los Armas del Níger están hoy divididos como antaño, en tres tipos de familias: la familia marroquí o “larabu”, la familia de los descendientes de los antiguos mercenarios o “aluchi o layully” y la familia andalusí, siendo la primera la más numerosa y el liderazgo moral y social lo ejerce la familia andalusí, siendo una honra tener un antepasado andaluz en la genealogía que todas las familias poseen.

La procedencia del oro con el que comerciaban las tribus negras era desconocida, y no se permitía la entrada a los no musulmanes en Tombuctú, lo que originó las más diversas historias sobre la ciudad.

En 1352 recibió Tombuctú la visita del viajero tangerino Shams ad-Din Abu Abd Allah Muhammad ibn Muhammad ibn Ibrahim al-Luwati at-Tanyi, más conocido como Ibn Battuta (ابن بطوطة), que visitó la ciudad atraído por sus leyendas de misterio y de ciudad santa y las historias del oro que contaban las caravanas que llegaban a Marrakech y a Fez, de donde partió en 1351. Estuvo en Tombuctú durante ocho meses en el Imperio de Malí (1352-1353), en el reinado de Mansa Soulayman, cuando era una ciudad pequeña, anterior a su época de esplendor y registró una detallada descripción de la vida de la corte, incluyendo notas de la falta de piedad de Souleyman que contrastaba con la generosidad de su hermano Kankan Musa.

Cuando esta prohibición que no permitía la entrada a los no musulmanes en Tombuctú fue levantada, durante la época francesa, llegaron a la Universidad de Sankore letrados y científicos de distintos lugares, egipcios, persas y de todo el Magreb. Los exploradores no musulmanes de Europa y América llegaron en fechas anteriores.

El primer europeo en ver Tombuctú fue el marinero francés Paul Jubert, que llegó en 1815 tras sufrir un naufragio frente a las costas de Marruecos y Senegal, siendo hecho prisionero y conducido al mercado de esclavos de Tombuctú, donde fue vendido como esclavo, falleciendo al cabo de algunos años en Marruecos como cautivo.



Grabado de Alexander Gordon Laing


Al reclamo de La Sociedad Africana de Paris, que ofrecía 10.000 francos al primer europeo que la visitase, acudieron Alexander Gordon Laing y René Caillié quienes, partiendo desde dos puntos diferentes de África, alcanzarón Tombuctú, aunque con diferente suerte.
Sería el explorador escocés Alexander Gordon Laing (1792 – 1826) al que se le considera hoy como el primer europeo. Éste, en 1825, partió de Trípoli, pasando por Gamadés y Touat, comprobando que el río Níger se hallaba a 530 m. sobre el nivel del mar, desvaneciendo la creencia de que fuese un afluente del Nilo.

Entró en la ciudad maliense de Tombuctú el 18 de agosto de 1826, donde permaneció hasta el 26 de septiembre de 1826, habitó una casa y es conocido por ser el primer europeo en vivir en ella, no siendo bien recibido y se granjeó una profunda enemistad del jefe fulani Bello, que gobernaba la ciudad, por lo que se vio obligado a abandonarla, y cuando lo hace, sería asesinado el 26 de septiembre de 1826 en los alrededores de Tombuctú.

Casa que habitara Alexander Gordon Laing en Tombuctú

En 1903, el gobierno francés de la ciudad colocó una placa con el nombre del explorador Laing en la casa que ocupó durante los 38 días que permaneció en Tombuctú.

Otra placa de bronce puesta sobre la fachada de la casa, situada en el barrio de Djingareiber, la parte antigua de la ciudad, lleva la inscripción siguiente:


"To Major Gordon Laing, West India Régiment Fell here in 1826. Erected in his honor and memory by the African Society London, 1930"
(“El Mayor Gordon Laing, del Regimiento del Oeste de la India, cayó aquí en 1826. Erigido en su honor y memoria por la Sociedad Africana de Londres, 1930 ")


''Timbuctú'' dibujado por René Caillié en 1830

Dos años después, el 20 de Abril de 1828, entraba en Tombuctú el francés René Caillié, que llegó navegando a Tombuctú por el río Níger disfrazado de musulmán, y que vivió, desde el 28 de Abril hasta el 4 de Mayo, en una casa situada también en el barrio de Djingareiber a unos setenta metros al Este de la que habitó Laing.


Retrato de René Caillié


Casa que habitara René Caillié en Tombuctú

Antes de iniciar el viaje a la ciudad de las 333 tumbas, había aprendido árabe en seis meses y decía que era un egipcio, de nombre Abdallahí (“el servidor de Dios”), hecho prisionero por los franceses y enrolado en el ejército francés, traído como esclavo al Senegal, que buscaba por todos los medios regresar a su país, después de haberse escapado.

Permaneció dos semanas en la ciudad y escribió numerosas notas que guardaba entre las página de El Corán que portaba. Abandonaría la ciudad en una caravana de esclavos.

A su regreso a Paris, cobraría el dinero ofrecido por la Sociedad Africana de Paris, pero inició con su relato una apología de la decepción:

"Tombuctú, la amurallada ciudad santa de las 333 tumbas, es todo lo contrario que una ciudad fastuosa y cubierta de oro"


Dos placas, situadas en su casa, recuerdan su paso por Tombuctú:

Una de bronce con la siguiente inscripción, que lleva también la fecha su viaje de Guinea a Marruecos:

 
Placas de la fachada de la casa y de la calle en memoria de Caillié

Recuerdo colonial francés a René Caillié 1799-1838.
Vivió esta casa de Abril a mayo de 1828
en su viaje de Guinea a Marruecos:
9 de abril de 1827 al 7 de septiembre de 1828"

La otra de la fachada, en mármol, lleva la mención:
"Aquéllos de Aunis y Saintonge que guarda las cenizas y la memoria de René Caillié confiaron en 1938 esta piedra conmemorativa de su centenario a Louis Ardouin-Dubrevil, explorador De Saintonge para llevarlo a través del Sáhara a Tombuctú en la casa que vivió su gran patriota."



Grabado de Heinrich Barth



El alemán Heinrich Barth (1821-1865) partiendo en 1850 de Trípoli entró en Tombuctú, después de cruzar el desierto del Sáhara, vestido de árabe y adoptando el nombre de Abd el Karím. Entró en Tombuctú el 7 de septiembre de 1853 hasta 1854 y su casa también se sitúa a Badjindé. En la fachada principal de la casa, que se restauró, existe una placa de bronce, inaugurada en 1966 por el Presidente de la R. F. de Alemania.


Fotografia fechada en 1924 de la casa de Heinrich Barth
y placa descubierta por el Presidente de la República Federal de Alemania, Heinrich Lubke, en Marzo de 1966.

Barth viajó con la intención de explorar la cuenca sur del rio Níger, el lago Tchad y Tombuctú antes de regresar de nuevo a Trípoli en 1854.


El recorrido trans-sahariano de Barth durante 5 años



Grabado de Tombuctú fechado en 1853

En 1880, el español Cristóbal Benítez entró en Tombuctú acompañando a Oscar Lenz. No hablaron a su regreso del estado de la ciudad, pero sí comentaron un aspecto importante: 

''Los ''Armas'' dicen ser descendientes de los antiguos árabes que, desterrados de España, se refugiaron en Fez, Tetuán y Rabat, y acompañaron al Sultán maghrebino Moulay Ahmed ed-Dahabi a la conquista del Sudán, los cuales, culminada ésta, se establecieron en Timbuktú''.
El austriaco Oscar Lenz residió en Tombuctú entre el 1 y el 7 de julio de 1880, en una casa que tiene una placa, aunque situada frente a su alojamiento original.

El primer explorador americano que emprendió la travesía del Desierto en 1913, desde Biskra a Tombuctú, sería J. Berky. Habitó una casa que estaba situada frente al Koy Batouma, el museo municipal de Tombuctú, donde se localiza el antiguo pozo de Bouctou.


Cuando las tropas francesa se adueñaron de la ciudad en 1893, implantando un sistema colonial, su primera medida fue la eliminación de casi todos los símbolos que aún quedaban de los antiguos pobladores andalusíes.

El 16 de Julio de 1988 llegó a Granada el primer descendiente de los ''Armas del Níger'', en visita por Andalucía, Ismael Diadie Haidara ben Guzmán, perteneciente a una de las mas ilustres familias de la etnia ''Arma'' radicada en Tombuctú e investigador en el Centro de Estudios Históricos Ahmed Baba, de Tombuctú y lo hizo acompañado del periodista Francisco González Ruano, director de la Asociación Africana 2000.

Fue huésped de la Universidad de Granada, dando conferencias en Córdoba, como invitado de Roger Garaudy, asi como en Madrid y Granada, y un día, atravesando las Alpujarras, al pasar por el Veleta, este Arma del Níger que nació y vivió en el desierto del Sahel, conoció la nieve, algo que en su tierra se acerca a la veneración de lo misterioso, como Tombuctú lo es para nosotros.

Bruno Alcaraz Masáts