LA
ALHAMBRA SECRETA
El
monumento nazarí está cruzado bajo tierra
por túneles, mazmorras y espacios defensivos.
por túneles, mazmorras y espacios defensivos.
1 - Pasadizo de 200 escaleras que sale a la ladera la Alhambra, buscando el río Darro. |
En
la ladera de la Alhambra donde la vegetación y la maleza bajan hasta el río
Darro, una cueva semioculta entre la hiedra da paso a una galería subterránea
que asciende hasta el palacio nazarí.
200
escalones a oscuras, bajo una bóveda rústica por donde, hace siglos, quién sabe
qué personajes saldrían de palacio huyendo de las intenciones aviesas de sus
parientes o se citarían para amarse mil y una noches lejos de las murallas;
nadie lo sabe, algunos aventuran que podría ser un acceso al bosquecillo que
daba cobijo a fieras exóticas traídas de lugares remotos, costumbre que ya
entonces se estilaba entre los poderosos sultanes.
Que
nadie se aventure. Hoy la cueva está cerrada con cancela, el acceso no es
público y el misterio es solo cosa de historiadores. Pero haberlo, hubo. Y no
es el único tramo que transcurre bajo la Alhambra.
2 - El último tramo de escaleras está sepultado por un derrumbe de la colina en 1907. |
EL
PAÍS ha visitado varios de ellos con la compañía de Jesús Bermúdez, responsable
de Conservación del patronato del monumento, que ha puesto luz al paseo
subterráneo.
“La
Alhambra humilde”, como él la llama —no hay en estos pasajes presagio alguno de
la belleza que espera en el palacio— tuvo varios cometidos.
El almacenamiento
era uno de ellos: los silos bajo tierra conservaban trigo y semillas, pero
también pasaban sus horas tristes los cautivos que esperaban un canje por otros
prisioneros.
Este
es el primer zulo que muestra Bermúdez, con una planta circular cuyas paredes
ascienden descarnadas y curvas como si uno estuviera metido bajo la campana de
una quesera, pero sin queso, y quizá con algunos ratones.
3 - Las rejas impiden hoy a los visitantes el acceso a los subterráneos. |
Así yacían los
prisioneros, tumbados en sus camastros:
todavía
hay vestigios de los ladrillos que disponían de forma radial el espacio que
correspondía a cada quien. Y en la hornacina, a la cabecera, restos del vasar
donde apoyaban la escudilla.
No
eran presos cualquiera, dice Bermúdez: los que allí sufrían tenían valor de
canje, seguro. Como lo tuvo Cervantes en Argel, si se quiere tomar como la otra
cara de la moneda.
Hasta
ahora se han descubierto 21 mazmorras en la Alhambra, alguna de ellas gracias a
la mala pata de algún jardinero que se hundió unos palmos sin querer mientras trabajaba.
Seis de ellas estaban en zona militar, en la alcazaba. Un solo orificio en lo
alto del zulo, al que era imposible escalar, servía para el contacto exterior.
4 - Mazmorra donde encerraban a los prisioneros, con un solo acceso al exterior. |
Mientras
en el salón de Comares el sultán Muhammad V recibía a embajadores y otras
gentes de postín, bajo su trono, otra galería desprovista de adorno y
comodidades daba alojamiento a los guardias.
En
la planta noble, las celosías filtraban la luz sobre los brillantes azulejos y
la fecunda orfebrería de yeso. En la planta inferior, apenas una abertura de
aguja en el contundente muro deja ver al militar si es de día o de noche. Casi
no cabe una flecha.
5 - Puerta semioculta entre la maleza que comunica la falda de la colina con el palacio nazarí. |
La Alhambra, explica Bermúdez, planea rematar esa
ladera que mira al barrio del Albaicín —atravesado también en su subsuelo por
metros de galerías y aljibes— haciendo un paseo transitable paralelo al Darro,
como ocurre en la otra orilla, la urbanizada.
6 - Puerta de la Alhambra por donde circulaban las rondas de los guardias. |
Pero
no parece probable que los túneles de la Alhambra, las entrañas humildes que
sostienen el lujo palaciego, se abran al público. Por el recinto, que empezó a
construirse en 1237, circulan cada año más de dos millones de turistas de todo
el mundo.
“Claro
que lo deterioran”, afirma sin ambages Bermúdez, pero no es ese solo el motivo
de cerrar los pasadizos. No hay muchas razones para meter a colegios enteros
bajo un pasillo donde los móviles no registran nada de interés. Y la seguridad
es otra causa. No están muy cómodos los responsables de la Alhambra con tanto
loco como anda suelto.
Hoy,
el monumento que construyó el rey Alhamar y que admiraron los católicos, ya no es
tan inexpugnable. Como todo. Pero la leyenda y la imaginación arraigan su
belleza bajo tierra.
7 - Zona de los adarves subterráneos de la torre de Comares. |
Una enciclopedia de la construcción
Así
como Córdoba y su mezquita fueron la capital del mundo en tiempos de su
califato omeya —el Nueva York del momento, dicen todos, intentando una
comparación con el mundo actual— la Alhambra y Granada no gozaron de ese
esplendor geopolítico o cultural en el mundo musulmán.
8 - Galerías bajo los palacios que servían para la defensa del sultán. |
El imperio nazarí ocupó una extensión mucho menor, apenas de Cádiz a Almería.
Lo
que tiene el monumento nazarí que le hace único es que conserva en sus hechuras
todos los saberes arquitectónicos y artísticos, una verdadera enciclopedia de
la construcción a la que acuden expertos de todo el mundo en busca de
respuestas sobre construcciones de la época, antes de abordar las
restauraciones.
9 - Túnel hacia el bosque de San Pedro.
Escrito por Javier Arroyo. Fotos de M. Zarza.
Publicado
en El País Digital 28/05/2017
10 - Boca de la cueva que da acceso a las escaleras subterráneas.
Bruno Alcaraz Masáts.