domingo, 1 de febrero de 2009

Carta de Washington Irving dirigida a Lewis Gaylord Clark, entonces editor de Knickerbocker Magazine

Puerta principal de entrada al Cementerio de Sleepy Hollow

El cementerio de esta comunidad, cercana a Nueva York, fue fundado en 1849 como cementerio de Tarrytown, y que sería, según sus promotores, como un lugar histórico de paz y descanso para los que hubiesen disfrutado vidas extraordinarias

El Cementerio Sleepy Hollow rodearía el antiguo lugar norirlandés de las tierras de Buring, el lugar identificado en La leyenda de Sleepy Hollow como ‘’el lugar de descanso del jinete sin cabeza’’.

Antigua capilla irlandesa de la zona sur del cementerio,
cercana a la parcela de la familia Irving

Las tumbas de la familia Irving están situadas en el extremo sur del cementerio, en la zona cercana a la antigua capilla irlandesa y el rio Pocantico, y Washington Irving está enterrado dentro de la zona de las parcelas que dominan unas vistas a la antigua iglesia irlandesa y su cementerio, en esta zona sur que, en vida, fue la elegida por Washington Irving para reposar.


Parcela de la familia Irving, situada en la zona sur,
orientada hacia la antigua capilla irlandesa
y al río Pocantico, que abarca todo el Este.

Está dividido en 50 zonas de enterramientos, y aparece hoy como uno de los cementerios más famosos de Estados Unidos y de mayor proyección internacional.

En Abril de 1849, cuando el actual cementerio de Sleepy Hollow era tan sólo un proyecto, desde Nueva York escribió Irving esta carta a Lewis Gaylord Cleark, que era entonces el editor de Knickerbocker Magazine y en la que manifiesta, por primera vez, el deseo de que sus restos, cuando fallezca, reposen en él.

Mi querido Clark:

Le adjunto un plan para un cementerio rural proyectado por algunos de los próceres de Tarrytown, en las boscosas colinas adyacentes a la Iglesia irlandesa de Sleepy Hollow. No tengo ningún interés pecuniario en él, con todo espero que pueda tener éxito, ya que mantener ese barrio hermoso y lugar sagrado de los anti-poéticos y de los buenos niveles de la vida.

Además, confío en que algún día mis huesos reposen allí. Los proyectores son claros hombres de bien, pero ya son, yo creo, conscientes del error que han cometido en el nombramiento de "Tarrytown," en lugar de "Cementerio Sleepy Hollow". El nombre de este último hubiera sido suficiente por sí solo para garantizar el patrocinio de todo ser deseoso de dormir tranquilamente en sus sepulcros.

Le ruego que corrija este descuido si usted, como yo confío en ello, confiamos en que observe tener en cuenta esta empresa sepulcral.

Espero que, en la primavera que se abre, usted me acompañe en una de mis breves visitas a Sunnyside, cuando vayamos a hacer otro viaje a Sleepy Hollow, y (si rayos y truenos lo permiten) tengamos un coloquio entre las tumbas.

Atentamente, siempre tuyo,

Washington Irving, Nueva York, 27 de abril 1849


Entre las personalidades célebres enterradas en el Cementerio Sleepy Hollow figuran:

El industrial escosés Andrew Carnegie (1835-1919), escocés-estadounidense, el industrial magnate del acero, y filántropo.

John Dustin Archbold (1848-1916), director de la de la empresa Standard Oil de Rockefeller .

Walter Chrysler, empresario y fundador de la empresa de automóviles de Chrysler, encargado de New York City Chrysler Building.

William Rockefeller (1841-1922), con su hermano John D. Rockefeller, fundador de la Standard Oil Company, y que dispone del mausoleo familiar.

Elizabeth Arden (1878-1966), mujer canadiense de negocios que construyó en Estados Unidos un imperio de cosméticos.

Ann Lohman (1812-1878), también conocida como Madame Restell, proveedora en el siglo 19 de las primeras medicinas con patente y de los primeros medicamentos para los abortos.

Thomas J. Watson (1870-1955), transformó una pequeña fábrica de máquinas en la empresa de procesadores IBM.

Como curiosidades quedarían Harry Helmsley (1909-1997), el magnate de bienes raíces que construyó una empresa que se convirtió en uno de los titulares de propiedad más grande en los Estados Unidos, y su esposa Leona Helmsley (1920-2007), en un mausoleo con un panorama de vidrieras del horizonte de Manhattan. Leona fue famosa porque legó en su testamento 12 millones de dólares a su perro y Joshua D. Miner (m. 1886) que, en su época dorada, fue un conocido falsificador.

Bruno Alcaraz Masáts