Los Baños Árabes de Granada
Según la "Historia General de España", en el año 1002, siendo rey de Córdoba Alhatan, fue combatido por un moro, llamado Alí, el cual le derrotó; y Alí, entonces, victorioso, "fuese a Jaén con todos los suyos, donde le recibieron por Señor, el cual reinando, quieta y pacíficamente, estando recreándose en unos baños que había hecho", fue muerto por tres vasallos de Alhatan.
Gonzalo Argote de Molina.
"Nobleza Andaluza"
La tradición de las termas romanas de Bizancio y Roma la heredaron los musulmanes a través de las ciudades del Próximo Oriente y Norte de África, aunque estandarizaron el trazado de la planta y redujeron las dimensiones, tal como hoy se ve en un hamman de los paises islámicos.
El concepto de las termas como espacio público, así como la función de las diversas estancias y algunos elementos arquitectónicos como las cubiertas abovedadas son esencialmente romanos.
Para aislar convenientemente el interior del exterior se empleaban gruesos muros de argamasa (cal grasa con arena y pequeñas piedras) sobre los que se levantaban las bóvedas de piedra y ladrillo con lumbreras o lucernarios octogonales o estrellados para permitir la entrada de la luz, salida de vapores y aligerar el peso de la bóveda. Los muros se revestían de estuco y se pintaban. Las conducciones para el agua y las salidas de humos se revestían con tubos de cerámica (atanores) unidos por sus extremos.
Los baños proliferaron por todo el territorio de al-Andalus, no sólo en los núcleos urbanos, sino también en los núcleos rurales - grandes o pequeños -, por lo cual se deduce la importancia que para los andalusíes, tenía el agua que, en el caso del baño, alcanzaba un doble objetivo: la limpieza corporal y espiritual. Como en la religión cristiana, el agua era un símbolo de purificación, limpieza de los pecados y regeneración. Por ello, tras él se liberaban de aquellos actos realizados contra los preceptos del Corán.
Nos hablan también, los baños de la pulcritud del pueblo musulmán, como así testifica el poeta Ibn al-Jatib, en contra de la opinión de otro poeta también de la época, Ibn Jaldum, que consideraba descuidados a los habitantes de los núcleos rurales.
Aparte de los privados, el Hamman era un edificio público, cívico y, en cierta medida religioso. Los habitantes del barrio acudían al baño para lavarse, cortar el cabello, depilarse, recibir masajes, además de servir como lugar de reunión. Había un horario distinto para hombres y mujeres, éstas abandonaban el hogar sólo para las visitas semanales a los cementerios y para asistir una o dos veces al mes al baño, además allí solían realizarse los preparativos de la novia para la boda.
En el recinto de los palacios nazaríes de la Alhambra, se encuentra:
El Baño Real de la Alhambra
Puerta de acceso y el caldarium del Baño Real de la Alhambra
El Baño Real de la Alhambra, en el palacio Comares o de los Arrayanes.
Los baños del Polinario, en la Calle Real de la Alhambra.
El baño de la Plaza de Armas, en la Alcazaba de la Alhambra, al pie de la Torre de la Vela.
En la ciudad, hay constancia de baños públicos en:
- Restos de baños se encuentran en la calle del Agua (Albayzín)
- Baños de Don Hernando de Zafra (Conocidos como Casa de las Tumbas o baños de la puerta de Elvira)
- Baños de la Casa de las Monjas del colegio de las Mercedarias, aparecidos en 1984, y en los alrededores existe un aljibe, convertido en restaurante.
- El Bañuelo, el mejor conservado, conocido también como Baño del Nogal (Hammam al Yawza). Se halla este baño en una de zona privilegiada de Granada: La Carrera del Darro, a los pies de El Albayzín y frente a la Alhambra.
El Bañuelo, también el Baño del Nogal (Hammam al-Yawza)
Es conocido también como Baño del Nogal (Hamman al Yawza) o de los Axares, haciendo alusión este último al nombre que tenía el barrio cuando se construyó: Barrio de los Axares -de la Salud o de la Alegría o Deleite- muy elogiado por los poetas musulmanes, tanto por su clima como por los bellos edificios que en él se encontraban, siendo sus límites el puente del Cadí, la puerta de Guadix (situada al final del Paseo de los Tristes) y la calle San Juan de los Reyes.
Su construcción data del siglo XI, de la época del rey zirí Badis, siendo considerado como uno de los mas completos de al-Ándalus y el mas antiguo de Granada.
De planta rectangular, en el Bañuelo se observan las diversas dependencias con que contaban los baños.
A través de un zaguán se accede a un patio con alberca, abriéndose en uno de sus muros una pequeña alcoba con dobles arcos de herradura, una puerta de acceso a la vivienda adosada al baño y otra de arco rebajado que nos introduce en los baños propiamente dicho.
Del vestíbulo cubierto con bóveda de cañón y claraboyas, se pasa a la sala de refresco, de pequeñas alcobas abiertas con arco de herradura geminado. La sala central, de mayores dimensiones, a diferencia de otros baños tiene galería en tres de sus lados, formadas por arcos de herradura que descansan en columnas con capiteles y cimanos (molduras en forma de gola).
Se cubre con bóveda esquilada con lumbreras que las galerías lo hacen con medio cañón. Por último nos encontramos con el caldarium o sala caliente, con distribución similar a la sala de refresco, pero aquí en el muro frontal se abren tres arcos de medio punto, cuyos huecos albergan los baños individuales en los extremos, y en el centro la caldera de agua caliente. Se cubren con bóveda de cañón. Los materiales constructivos son los usuales en este tipo de edificios: muros de argamasa, arcos y bóvedas de ladrillo.
El hammam sigue el modelo constructivo de las antiguas termas romanas, con un vestíbulo de acceso y tres salas o estancias, con diferentes temperaturas y usos:
Al-bayt al maslaj: vestíbulo o zaguán: Lugar de descanso y donde recibían las toallas y sandalias de madera.
Al-bayt al barid: Sala fria.
Al-bayt al wastani: Sala templada
Al-bayt al -sajun: Sala caliente.
Tras la Toma de Granada en 1492, los baños árabes fueron puestos en cuestión hasta ser clausurados o condenados. En 1554, el entonces obispo de la Diócesis de Guadix (provincia de Granada), monseñor Martín de Ayala, calificó los baños árabes como "oficinas del infierno en la tierra".
Lo hizo, al parecer, por el libertinaje y la promiscuidad que decía los caracterizaba, ya que cuando visitó las cercanas termas de Alicún de las Torres, a unos 40 kilómetros al norte de Guadix, pudo encontrar indicios más elocuentes de la presencia del maligno:
''Las aguas de este balneario granadino son sulfatadas y
manan cálidas a 34,5 grados centígrados."
Bruno Alcaraz Masáts