Criptas de Granada - 2
La cripta del
convento de San Franciscoen la Alhambra
(II)
Primer enterramiento de los Reyes Católicos en Granada,
Los Reyes Católicos
enferman
Los Reyes Católicos cayeron los dos enfermos en Medina del Campo entre Marzo y Julio de 1504 padeciendo calenturas de "fiebres tercianas" y en el otoño, cuando el rey se restablece, la salud de la reina empeora, quedando Isabel en cama porque estaba gastada por la fiebre y sin apenas tomar alimento y, según Bernáldez, tan sólo ingería pequeños sorbos de agua.
Las "fiebres tercianas" correspondían al paludismo o malaria producida por el "plasmodium vivax", como
posteriormente ocurriera con el Emperador Carlos V en el monasterio de Yuste,
que se incuba en 15 días, que no presenta síntomas y el carácter terciano surge
tras dos días de apirexia.
Muerte y traslado de
la reina Isabel la Católica
Isabel I de Castilla en un cuadro de 1490 . Museo del Prado de autor anónimo, tal vez Antonio Inglés. |
"Según Pedro
Mártir de Angrelía, Isabel continuó con fiebre alta que persiste a diario, al
tiempo que el cuerpo se le ulcera y añade que
“todo su sistema se halla dominado por una fiebre que la consume;
rehúsa toda clase de alimento, y se halla de continuo atormentada por una sed
devoradora, y la enfermedad parece que va a terminar en hidropesía”.
El estado
general se deteriora y en septiembre el Rey hace venir de Salamanca al
prestigioso médico Fernando Álvarez para atenderla. La Reina redacta su
testamento el 12 de Octubre de 1504 y finaliza sus días el 26 de Noviembre de
1504 a la edad de 53 años consumida por una hidropesía o edema generalizado.
La clínica
relatada, de fiebre alta y prolongada y el deterioro general, hace pensar que
Isabel padeciese un cáncer y que la fiebre fuese de origen natural, ya que
además el padre Mariana afirma que “en junio Isabel tenía cierta enfermedad
fea, prolixa e incurable, aunque no se sabe dónde y de qué clase.
El hecho de
que sus médicos personales relaten una
fístula en sus partes vergoñozas conduce a la sospecha de que el tumor
fuese de origen uterino o rectal, capaz de producir metástasis hepáticas o
pulmonares y a la hidropesía final.
Es posible que en el curso de la enfermedad
se agravase aún más por una hipotética diabetes, dada la sed que le
atormentaba, que recoge Pedro Mártir de Angrelía, aunque ésta podría ser
resultante de la insuficiencia renal o uremia terminal."
Murió la reina Isabel de Castilla
el 26 de noviembre de 1504, al filo del mediodía, en una estancia del palacio
que había entonces en la población de Medina del Campo, cercana al castillo de la
Mota, entre cuyos muros había vivido algún tiempo la soberana.
Ya gravemente enferma, pero con
plena conciencia, Isabel había otorgado testamento, en presencia de su marido,
su hija Juana y del cardenal Cisneros el 12 de octubre de 1504.
Sus últimas voluntades
establecían tanto cómo debían ser sus exequias, como las disposiciones
sucesorias y todo tipo de actos de gobierno, así como la justificación de
sus actos durante el reinado. Aún tardaría unas semanas en
morir, lo que acaeció el día 26 de noviembre, miércoles, antes del mediodía y
tras haber recibido la reina los santos sacramentos.
Treinta años había reinado sobre
los españoles la Reina Isabel, que contaba 53 en la fecha de su muerte.
El convento de San Francisco, hoy Parador de san Francisco, lugar donde reposarían los cuerpos de los Reyes Católicos, hasta la terminación de la Capilla Real de Granada |
El cadáver de Isabel I de
Castilla, cumpliendo sus deseos expresados en la Real Cédula de 13 de Septiembre de 1540, en la que se
disponía la creación de la Capilla de los Santos Juanes Bautista y Evangelista,
es amortajado con un hábito de áspera estameña franciscana, fue encerrado en un
modesto ataúd al uso en su época, hecho con cuero de becerro, envuelto en una
funda encerada.
Llegó la comitiva real el 18 de diciembre de 1504, permaneciendo en el convento de san Francisco al lado de su esposo Fernando, situado a la derecha de Isabel y del Infante Don Miguel de la Paz, príncipe heredero de los reinos de España y Portugal, situado a la izquierda, hasta 6 de noviembre de 1520, cuando se efectuó el traslado de los cuerpo de la Reina Isabel y el Rey Fernando y del Infante Don Miguel de la Paz a su sepultura actual en la Capilla Real de Granada.
El recorrido sería Medina del Campo, Arévalo, Ávila, Toledo, Jaén y Granada.
Primeramente mandamos que en la Iglesia Catedral de la ciudad de Granada
se haga una honrada capilla en la cual sean, cuando la voluntad de
Nuestro Señor fuere, nuestros cuerpos sepultados.
Dicha capilla se ha de llamar de los Reyes bajo la advocación
de San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
(Carta de Privilegio de los Reyes Católicos)
Y, por ende, queremos que los huesos nuestros estén allí para siempre, donde también
han de estar sepultados los de la dicha serenísima señora para que, juntamente,
loen y bendigan su santo nombre.
(Testamento del Rey D. Fernando)
Sujeto a unas andas de madera se
acomodó en un carro, y veinticuatro horas después del fallecimiento, seguido de
un nutrido cortejo de prelados, juristas, capitanes de los ejércitos reales,
cortesanos y, naturalmente, las damas de la reina, y con 12 capellanes y 12
cantores, así como los mozos auxiliares para todas las faenas, como el
transporte del cadáver regio o las del servicio de cocina, emprendió el camino
de Granada, siendo el traslado efectuado durante 22 días invernales e infernales.
Llegó la comitiva real el 18 de diciembre de 1504, permaneciendo en el convento de san Francisco al lado de su esposo Fernando, situado a la derecha de Isabel y del Infante Don Miguel de la Paz, príncipe heredero de los reinos de España y Portugal, situado a la izquierda, hasta 6 de noviembre de 1520, cuando se efectuó el traslado de los cuerpo de la Reina Isabel y el Rey Fernando y del Infante Don Miguel de la Paz a su sepultura actual en la Capilla Real de Granada.
El recorrido sería Medina del Campo, Arévalo, Ávila, Toledo, Jaén y Granada.
Los relatos describen invariablemente los
traslados de los cuerpos reales desde Castilla la Vieja como unas empresas
épicas. En algunos territorios en los que no hay a veces casi caminos, es
preciso hacer avanzar a pesar de la lluvia, la nieve, el calor o la crecida de
los ríos, pesados carretones y cortejos de mulas.
Es preciso a menudo viajar de noche, pagar
guías y ayudantes, reparar sobre la marcha y el importe de los gastos
desembolsados para estas empresas es inaudito.
El humanista italiano Pedro Mártir de Anglería,
autor de célebres cartas, participa en este viaje apocalíptico, que describe
con una amarga ironía:
"Hasta los cielos hizieron sentimiento por esta señora, llorando todo el
viaje las nubes,… en todo el camino no vimos sol, ni aun estrellas; llovia de
noche y de dia, no parecía que andava la gente por tierra, sino que navegaua
por mar, solamente la descubriamos cuando subiamos algun monte, o collado, pero
en baxando a lo llano, fluctuavan las mulas por las lagunas, no podian salir de
los pantanos, y se quedauan de su voluntad en ellos por no ir con nosotros…
No pasé tantos trabajos en la prolija embajada de Babilonia, como en
este de Granada; no hubo en el legua "exempta del temor de la muerte".
La puerta de Elvira enlazaba por levante con los muros que bajaban desde Puerta Monaita (Bab al-Unaydar), acceso principal de la Alcazaba Qadima, era la puerta principal de entrada a Granada |
En Puerta Elvira, principal
entrada a la Granada de entonces, aguardaban la llegada del cadáver de la
reina, el Capitán General, conde de Tendilla; el arzobispo, Fray Hernando de
Talavera, el Cabildo catedral y el clero de todas las parroquias.
Ventanas ciegas situadas en la parte alta de la puerta de entrada a la cripta. Fue una construcción posterior, como la puerta, y se desconoce cuando fueron abiertas y cegadas. |
Allí mismo,
inmediatamente, quedó formada la comitiva que, entre el tañido incesante y
solemne de cien campanas, entre pendones con crespones negros, responsos y
luminarias de infinidad de cirios, discurrió hasta la antigua fortaleza nazarí
de la Alhambra.
En el presbiterio del templo conventual de San Francisco aguardaba la sepultura de Isabel I de Castilla, una sepultura "baxa y llana", como ella había querido que fuera, puntualizándolo así expresamente en su testamento.
Allí fueron inhumados provisionalmente sus
restos en una cripta donde ya estaba enterrado el príncipe heredero don Miguel de
la Paz, príncipe heredero de España y Portugal, que falleció por fiebres en la Alhambra en
1500, siendo enterrado en Toledo, pero después sus restos fueron trasladados hasta
la cripta del convento de San Francisco y, posteriormente, a la Capilla Real de
Granada donde descansan juntos a los Reyes Católicos y sus tíos, Felipe y
Juana, por orden de Carlos I, colocándose encima una sencilla lápida con una emotiva inscripción
recordatoria de los Reyes Católicos, en la que no figuraría su nombre.
Hornacina de ladrillería situada en la pared derecha de la cripta, que sirvió para una imagen de San Francisco. |
A la espera del fin de los
trabajos de la Capilla Real, emprendidos en septiembre de 1505, la Capilla de
los Santos Juanes Bautista y Evangelista de convento de san Francisco funcionó
como cenobio o Panteón Real, con sus conmemoraciones fúnebres y sus trece
capellanes durante los 17 años que permaneció la reina Isabel, de los cuales 5
permanecería el rey Fernando.
Muerte y traslado de
Fernando el Católico
Retrato del rey Fernando por Michel Sittow (finales del siglo XV). |
En Madrigalejo (Cáceres) próxima a
Guadalupe murió el Rey Fernando, redactando allí su testamento y sus últimas
voluntades.
Muere el 22 de enero de 1516 y en su testamento pidió ser enterrado junto a la reina Isabel en la Capilla Real de Granada, ciudad que recuerda significativamente la conquista, para la cual él mismo y la reina fueron elegidos como «Instrumentos de Dios».
Ocurrió que en Enero de 1516,
cuando la comitiva Real se dirigía camino de Guadalupe procedente de Plasencia
y llegando hasta Madrigalejo, donde a causa de un agravamiento en la enfermedad
que padecía el Rey buscaron refugio en la llamada casa de Santa María,
propiedad de los monjes del Monasterio de Guadalupe, donde además de la casa
poseían grandes fincas.
Últimos momentos del Rey don Fernando el Católico (Año 1516)
Dibujo de J. Segrelles (BNE) |
Fue enterrado de forma provisional en la iglesia parroquial de Madrigalejo y ese mismo año sus restos mortales fueron trasladados al convento de San Francisco, en la Alhambra, donde reposaban los restos de Isabel la Católica.
El cuerpo es acogido en la ciudad
con una ceremonia grandiosa, el 6 de febrero siguiente. El cortejo, acompañado
especialmente por el marqués de Denia y el alcalde Rodrigo Ronquillo, de doce
monjes del monasterio de Guadalupe y doce dominicos, siendo recibido en la
localidad de Pinos Puente, con un primer túmulo.
Delante de la puerta de Elvira se
levanta un segundo túmulo, elevado con pilares y arcos y con un entablamento,
destinado a recibir el féretro con un responso fúnebre. Cinco grandes altares
distribuidos a continuación en el recorrido de la ciudad hasta la Alhambra.
Después de una parada en Plaza Nueva, cuyo acondicionamiento había comenzado
dos años antes, el cortejo sube a la Alhambra y entra en la Capilla del
convento de la Alhambra, en cuya fachada se fija una granada negra.
Hueco en un ángulo del techo de la cripta que comunicaba ésta con la capilla
Una gran cruz con una corona
dorada pintada con piedras preciosas a sus pies, adorna el coro. Sin embargo,
después de este recorrido oficial por las calles de la ciudad, el rey es
enterrado, según su voluntad, a la derecha de la reina, con el hábito dominico,
«quitada toda pompa y vanidad del mundo».
Muerte del Príncipe Miguel de
la Paz de Portugal
Antigua fotografía de la Alhambra y la ciudad, con la Catedral al fondo, tomada desde el Sacromonte. |
Miguel de la Paz de Portugal
(1498-1500), príncipe de Gerona (jurado
por las cortes aragonesas en septiembre de 1498), príncipe de Asturias (jurado por las cortes de Ocaña en enero de
1499), y príncipe heredero de Portugal (jurado
por las cortes portuguesas en marzo de 1499).
Fue hijo de los reyes de Portugal
Manuel I e Isabel de Aragón, princesa de Asturias e hija de los Reyes
Católicos.
Murió en Granada el 19 de julio
de 1500, mientras sus abuelos sofocaban la primera rebelión morisca de las
Alpujarras.
Sus restos fueron trasladados a Toledo y posteriormente de vuelta a Granada para descansar en el panteón real junto a sus abuelos maternos en la cripta del convento de San Francisco, donde sería el primer féretro introducido y ya con posterioridad junto a sus tíos Felipe I y Juana I, en la cripta en la Capilla Real de Granada con los féretros de plomo de los Reyes Católicos, en el centro, los reyes Felipe I y Juana I en el lateral derecho, y el príncipe Miguel en el lateral izquierdo.
Sus restos fueron trasladados a Toledo y posteriormente de vuelta a Granada para descansar en el panteón real junto a sus abuelos maternos en la cripta del convento de San Francisco, donde sería el primer féretro introducido y ya con posterioridad junto a sus tíos Felipe I y Juana I, en la cripta en la Capilla Real de Granada con los féretros de plomo de los Reyes Católicos, en el centro, los reyes Felipe I y Juana I en el lateral derecho, y el príncipe Miguel en el lateral izquierdo.
El historiador portugués Manuel
de Faría e Sousa escribió en su “Europa
portuguesa” sobre las exequias del príncipe Miguel:
“Fue cosa notable que usando aquellos reyes
ponerse luto por menos persona, no hubo alguno por ésta en ambos reinos,
pareciendo que no mereciera señas de dolor un príncipe en quien ellos se
juntaban, como un agüero de que el verdadero dolor era verlos juntados”.
Traslado a la Capilla
Real de Granada.
La Capilla Real de Granada. Plaza del mercado frente a la sacristía y la puerta de la Catedral de Granada, pintura de Edwin Lord Weeks, durante su estancia en Granada, en 1879-1880. |
Más tarde volvieron a ser
trasladados de forma definitiva a la cripta la Capilla Real de la Catedral de
Granada. Los monarcas murieron antes de tiempo y, mientras se terminaba esta
obra, sus cuerpos reposaron en la cripta erigida para ellos bajo la Qubba de la
capilla del convento de San Francisco de la Alhambra.
El Emperador Carlos V se encargó
posteriormente, en 1521, de trasladar los cuerpos de sus abuelos a la Capilla
Real recién terminada, siendo este lugar definitivo enterramiento de los Reyes
Católicos.
Cierto tiempo después, visitaría Granada el Emperador Carlos V visitaría la Capilla Real de Granada y mostraría un profundo malestar al verla, ya que su expresión lo diría todo:
El rey Carlos I de España y V de
Alemania fue elegido Emperador del Sacro Imperio el 28 de junio de 1519, en una
coyuntura económica difícil, el anuncio de su partida para ser coronado en
Aquisgrán es vivido como una traición. Entre abril y junio de 1520, Castilla se
rebela.
Cierto tiempo después, visitaría Granada el Emperador Carlos V visitaría la Capilla Real de Granada y mostraría un profundo malestar al verla, ya que su expresión lo diría todo:
¡¡Esta no es una Capilla para Reyes de España, esto no es más que una Lonja de Mercaderes,
es oscura y no es digna para tan egregios ocupantes!!
Dibujo de la Cripta de la Capilla Real - Nuria B. 1859 |
No obstante, el 20 de septiembre
de 1521, en pleno levantamiento de las Comunidades, Carlos V ordena el traslado
de los cuerpos de los Reyes Católicos del monasterio de San Francisco de la
Alhambra a la Capilla Real de Granada, «con la mayor solemnidad».
En ese presbiterio del templo conventual de San Francisco, cuando, el 6 de febrero de 1516, dejó esta vida el rey Fernando el Católico, sus restos mortales se transportaron a Granada en cumplimiento de los deseos expresados por el mismo monarca de ser sepultado en aquella fosa junto a Isabel “situando su ataúd a la derecha del ataúd de Isabel la Católica.
En ese presbiterio del templo conventual de San Francisco, cuando, el 6 de febrero de 1516, dejó esta vida el rey Fernando el Católico, sus restos mortales se transportaron a Granada en cumplimiento de los deseos expresados por el mismo monarca de ser sepultado en aquella fosa junto a Isabel “situando su ataúd a la derecha del ataúd de Isabel la Católica.
Ahí reposaron ambos cuerpos hasta
el l0 de noviembre de 1521, en que, al fin, fueron trasladados definitivamente
a la Capilla Real, monumento artístico anejo a la que García Sanchíz llamó «la
más española de las Catedrales».
Este interés apremiante por la
sepultura de sus abuelos, en un momento tan crucial para el provenir de su
poder, es claramente la prueba de que se trata para él de una empresa de una
real importancia política.
Cripta de la Capilla Real de Granada. Xilografía de 1892. |
De hecho, Carlos V enterró en la
Capilla Real de Granada a casi todos los muertos de la familia:
- Los Reyes Católicos, Fernando e Isabel.
- La Reina Juana la Loca y Felipe el Hermoso.
- La esposa de Carlos V, Isabel de Portugal y sus hijos.
- El Príncipe de Asturias Miguel de la Paz, príncipe heredero de España y Portugal.
- La princesa María de Portugal, esposa del príncipe Felipe.
Posteriormente, sería Felipe II
quien trasladaría casi todos los allí enterrados a la gran cripta de su recién construido
Monasterio de El Escorial, dejando en Granada tan sólo a los Reyes Católicos, a
la pareja formada por Felipe el Hermoso y la Reina Juana, que descansan
actualmente junto con el Príncipe Miguel de la Paz, de Portugal, llamado a ser
Rey de Portugal, muerto en Granada, era hijo del rey don Manuel y de Doña
Isabel, Princesa de Asturias, hija mayor de los Reyes Católicos y nieto
favorito de la Reina Isabel la Católica.
Reposan en unas cajas de plomo
Isabel y Fernando, situadas en el centro de la cripta, Doña Juana y Don Felipe en el lado derecho y en
un quinto ataúd situado en el lado izquierdo el Príncipe Miguel de la Paz, de Portugal, muerto en Granada el
20 de Julio de 1500.
Cripta de la Capilla Real, enterramiento de los RR. CC., en la Catradral de Granada. Grabado de 1897 - Centro Artístico de Granada |
Aunque no hemos podido descubrir
las pruebas que lo demuestren, es completamente posible que un carro semejante
haya sido empleado en esta ocasión.
Los carros alegóricos, llamados
triunfales en referencia a la Roma antigua, son entonces un hallazgo novedoso
en los funerales, donde representarían la apoteosis gloriosa del soberano.
En 1516, en Bruselas, un carro de
este tipo participa así en el cortejo fúnebre de Fernando el Católico.
Así, el descenso de los ataúdes
desde el convento de San Francisco hasta la Capilla Real, según recoge el Libro
de Actas Capitulares de 1521, el trayecto de la comitiva real discurrió desde
el convento y, tras atravesar los bosques de la Alhambra, por la cuesta de
Gomérez, plaza Nueva o del Hatabín, el Zacatín y plaza de Bib-Rambla, pasando
frente a la Catedral hasta llegar a la Capilla Real, siendo voluntad del
Ayuntamiento que se desarrollase con la mayor solemnidad posible, ordenando que
se mandara pregonar por las calles por donde transcurriría la comitiva real,
que se debían encontrar con la mayor limpieza posible:
"…que ninguna persona sea osado de colgar
trapos ni otra cosa alguna en sogas ni en varas en las calles del Çacatín e la
calle de Elvira y en la de Pellejería y en las otras calles principales desta
cibdad…"
La municipalidad hizo construir
tres túmulos, Puerta de Gomérez, en el camino que conduce a la Alhambra, en Plaza
Nueva y en la Plaza Bibarrambla, y se encargaría a los dominicos del convento
de Santa Cruz, los franciscanos de San Francisco y los jerónimos de San
Jerónimo levantar unos altares. El cortejo se detendría en ellos para cantar
unos responsos fúnebres, después descendería la calle del Zacatín hasta la
plaza Bib Rambla, y llegaría a la Capilla Real pasando por la Catedral.
Finalmente, delante y detrás del
cortejo, unos clérigos sostienen las imágenes santas y las numerosas reliquias
destinadas por los Reyes a la Capilla Real bajo un baldaquino, y todos los
gremios de Granada salieron en la comitiva con sus pendones y velas,
barriéndose y entoldándose las calles y plazas "por do a de yr la procesión",
con consonancia con la petición que se le hizo por mediación del Regente del
Emperador Carlos V.
Esta procesión organizada sobre
el modelo del Corpus Christi evoca el traslado de reliquias de un templo
antiguo a uno nuevo. Los Reyes Católicos sobre su carro dorado se convierten
así en unas imágenes santas que, puestas en movimiento en la procesión, vuelven
a tomar vida en medio de su pueblo.
Hoy en día, la última conversión
del convento de San Francisco de Granada, situado en la calle Real de la
Alhambra, el corazón del recinto urbano de la Alhambra, tuvo lugar en 1945 y es
hoy el Parador de San Francisco, uno de los Paradores más atractivos de la Red.
Etimología de cripta:
Agradecimientos:
http://youtu.be/NnuTBe9z52k
Vídeo sobre la cripta del Parador de San Francisco,
antiguo convento franciscano, fue el lugar del primer
enterramiento de los Reyes Católicos en Granada.
Vídeo Mayte Martínez Caro y Nicolás Cabello Martínez.
Música: Josquin des Pres - Missa Paegue Lingua (1515)
Etimología de cripta:
Una cripta era
un espacio arquitectónico subterráneo donde se enterraba a los seres
fallecidos.
La palabra cripta (del latín crypta y a su
vez del griego kryptē) etimológicamente significa esconder, lo
cual indica bien su significado.
En términos
medievales, una cripta era una cámara de roca, normalmente bajo el suelo de una
iglesia, posteriormente evolucionó en su forma constructiva.
Las primeras
criptas o grutas sagradas fueron excavadas en la roca, para esconder a los ojos
de los profanos las tumbas de los mártires; más tarde, sobre estos hipogeos
venerados por los primeros cristianos, se levantaran las capillas y las vastas
iglesias; después se estableció las criptas bajo los edificios destinados al
culto para encerrar los cuerpos de los santos recogidos por la piedad de los
fieles.
Algunas
iglesias fueron elevadas sobre el nivel del suelo para albergar una cripta a
nivel del suelo, como es el caso de la catedral de Granada y otros 29 templos
de la capital donde las criptas se encuentran tipicamente bajo el ábside ocasionalmente
se encuentran bajo las alas o las naves laterales.
A Juan Carlos Sánchez Gálvez, director del Parador de San Francisco,
por su inestimable colaboración desde el primer instante en que le informé de mi deseo de dar a conocer la Capilla, la Qubba y la Cripta del convento de San Francisco cuando le solicité acceder
a la cripta para que fuese fotografiada cada vez que subimos para hacer una sección de fotografías y por mostrarnos la documentación que posee. Gracias por todo lo que ha representado para nosotros esas atenciones.
A Mayte Martínez Caro, por documentar fotográficamente con tanto mimo
este trabajo de fotografiar la Capilla Qubba en todos sus detalles y la Cripta
Real del convento de San Francisco en todos sus aspectos.
A Nicolás Cabello Martínez, Arquitecto Técnico, por acudir en mi rescate con su metro láser para la elaboración de
la planimetría de la capilla y la Qubba y de la cripta real del conveto de San Francisco la Alhambra.
A la Orden Franciscana y al personal que custodia el Archivo Franciscano
por permitir el acceso a sus fondos históricos y por el cariño puesto en su
relato y en sus explicaciones, cuantas veces fue preciso.
Bruno Alcaraz Masáts ©