Nuevo Atrio de la Alhambra
Puerta Nueva
FICHA TÉCNICA PREVIA:
- Arquitectos: Alvaro Siza, Juan Domingo Santos
- Ubicación: 1066 Granada, 18009 Granada, España
- Ingeniería: GOP Engenharia
- Ingeniería Industrial: Abacus Engineers
- Arquitectos Técnicos: Jose Navarro Navarro
- Agrónomo E Ingeniero Forestal: Rafael Navarro M., Enrique Deckler
- Renders: LT Studios
- Área: 5700.0 m2
- Fotografías: Alvaro Siza Vieira + Juan Domingo Santos; Rendering by LT Studios, António Choupina
- Cita: Rosenfield, Karissa. "Álvaro Siza + Juan Domingo Santos diseñarán “Nuevo Atrio de la Alhambra”" [Álvaro Siza + Juan Domingo Santos Design “New Gate of Alhambra”]
04 Jun 2014. Plataforma Arquitectura. (Trad. Valeria Vega) Accedido el 19 Feb 2015.
ATRIO DE RECEPCIÓN PARA
VISITANTES
La estructura arquitectónica de
la Alhambra es el resultado de superponer una geometría regular sobre un
territorio con topografía. En el inicio la de los Palacios Árabes, ortogonal y
doméstica, configurada por una secuencia de patios cerrados comunicados entre
si, y más tarde la del palacio de Carlos V, una maravillosa construcción en
torno a un patio rotondo dispuesto sobre la estructura urbana islámica. Tanto
una arquitectura como otra representan la ocupación de un territorio mediante
la implantación de una geometría de llenos y vacíos.
Al iniciar una intervención junto
a la Alhambra el proyectista se siente dividido entre la fascinación por su
arquitectura, y como evolucionó con el tiempo, y el deseo de desinhibición
presente en el proyecto de Machuca para el Palacio de Carlos V.
Mas ésta es una intervención diseñada en un contexto de radical transformación, símbolo de un profundo cambio de Poder.
Se pretende ahora y sobre todo
ordenar accesos y servicios complementarios de calidad, abiertos a un gran
número de visitantes para los que la Alhambra es un mito y el deseo de
visitarla universal.
La Nueva Puerta de la Alhambra
deberá encuadrarse en un delicado equilibrio entre Naturaleza y Arquitectura
que el Tiempo no ha comprometido aún.
El Palacio de Carlos V constituye una evidente y radical expresión del nuevo Poder. La maestría del arquitecto permitió que un cuerpo aparentemente extraño a lo que era la Alhambra, de expresión autónoma y de tan diferente escala, aumentara sus cualidades –transformando pero no rompiendo o disolviendo, sino recreando el carácter de un complejo arquitectónico no fragmentable. Y lo hizo por la articulación entre dos expresiones, basándose en continuidades internas y externas, o discontinuidades, y en itinerarios y espacios abiertos de diferente escala.
Es ese principio de continuidad
deshinibida, aunque en un contexto histórico diferente, el que conduce el
desarrollo del proyecto, y un proceso de impregnación-liberación basado en el “espíritu
del lugar” y en la actual exigencia del programa.
(Fragmento extraído de la memoria del proyecto)
(Fragmento extraído de la memoria del proyecto)
Álvaro Siza Vieira - Juan Domingo
Santos.
La localización estratégica del futuro Atrio de la Alhambra, entre los aparcamientos y el acceso al conjunto monumental por el Paseo de los Cipreses, forma parte de un soporte topográfico y paisajístico muy marcado por las sucesivas culturas históricas a lo largo de varios siglos desde su fundación nazarí.
En la convergencia de las dos
líneas de agua que, a Norte y a Sur, delimitan el magnífico promontorio
amurallado de la Alhambra. En este lugar confluyen todos los visitantes, en su
mayoría, llegados en vehículos que se ordenan en las vastas plataformas de
estacionamiento público del futuro Atrio.
Todo el sistema topográfico al
Este de la colina de la Sabika, sobre la que se asienta la Alhambra, se
distingue por un tipo de ocupación en plataformas escalonadas de las cuales las
extensas áreas de aparcamiento son las más recientes.
Estos cerros con sus pendientes
acentuadas son originalmente construidos con todo el sistema vital de
abastecimiento hidráulico a la Alhambra que se traducen en geometrías de plataformas
excavadas y construidas entre depósitos y acequias subterráneas o a cielo
abierto, albercas, aljibes o simplemente plataformas de cultura agrícola o de
jardines y edificios de El Generalife.
Los nuevos contornos construidos
interfieren con el soporte geográfico natural, geometrizando curvas de nivel,
creando nuevas plataformas y volúmenes, introduciendo otros materiales y
texturas entre planos de agua, cubiertas inertes o verdes.
Este paisaje construido a lo
largo del tiempo caracteriza el Cerro del Sol y sus laderas.
Es, de alguna manera, distinto
del paisaje intramuros de la Alhambra, bastante más denso de jardines,
palacios, fortificaciones, medinas, es decir, de una arquitectura y de un
paisajismo fuertemente sensorial pero también más urbano y cosmopolita.
Hay una relación histórica vital
entre estos dos paisajes que contemporáneamente se retoma.
Así como del Cerro del Sol y sus
laderas llegaba entre otros el vital abastecimiento de agua de la Acequia del
Generalife, hoy en este mismo particular paisaje convergen los flujos,
igualmente vitales, de los nuevos nómadas del turismo cultural.
Para quien llega y se detiene
dispuesto a iniciar la deseada visita es sugerente poder intuir o descubrir, a
partir de su tiempo actual, ese paisaje específico en todo su espesor temporal
e histórico.
El objetivo es trasformar la secuencia de llegada, la acogida y la iniciación
de la visita en un dispositivo topográfico, paisajístico y arquitectónico: el
Atrio. Bajando de las paratas de aparcamiento el descubrimiento de una
plataforma topográfica, de una excepción geometrizada en la pendiente natural,
es una singular textura en el paisaje, apropiable y practicable.
La intervención es topográfica no un edificio que llena el paisaje una lectura, en primer lugar, de una topografía, como fue la elección del posicionamiento de la propia Alhambra.
Jugando con zonas aterrazadas (grandes jardines, plataformas) se crea un mundo-entrada a un espacio habitado, sin consecuencias exteriores. Se interviene sin imponer una nueva presencia donde la historia con su peso ya inscribió su larga existencia. La amplia rampa que lateraliza el nuevo Atrio y la estrecha grieta en el terreno, revelan progresivamente una tectónica potente que construye paisaje a medida que va anunciando una apelativa interioridad.
Dos muros ciclópeos penetrables convergen en una residual e improbable bóveda. Como robustas raíces de un jardín suspendido, se intuye una espacialidad habitable que nace de ese suelo específico en demanda de un cielo.
La intervención es topográfica no un edificio que llena el paisaje una lectura, en primer lugar, de una topografía, como fue la elección del posicionamiento de la propia Alhambra.
Jugando con zonas aterrazadas (grandes jardines, plataformas) se crea un mundo-entrada a un espacio habitado, sin consecuencias exteriores. Se interviene sin imponer una nueva presencia donde la historia con su peso ya inscribió su larga existencia. La amplia rampa que lateraliza el nuevo Atrio y la estrecha grieta en el terreno, revelan progresivamente una tectónica potente que construye paisaje a medida que va anunciando una apelativa interioridad.
Dos muros ciclópeos penetrables convergen en una residual e improbable bóveda. Como robustas raíces de un jardín suspendido, se intuye una espacialidad habitable que nace de ese suelo específico en demanda de un cielo.
En el límite de la memoria, se excava el espacio y la luz y, con ella, la espesura del tiempo. Se proyecta con libertad a partir de espacios de centralidad, diseñando un espacio preciso, que en la historia corresponde a una indiferencia en el resultado volumétrico que aquí se mantiene con la libertad de la sustracción sin una matriz exterior.
Una amplia plaza (75×30m) porticada
en su perímetro, reconocible desde el primer instante, caminando sobre una
textura de pavimentos recortados por finas juntas de agua subterránea, se
articula en uno de los lados con un hipogeo girado y cuadrado también accesible
desde el exterior por una grieta vertical, ahora abierta al cielo.
A la matriz
espacial claramente horizontal del atrio central, se contrapone una retícula
variable de registro vertical constituida por un sistema de cúpulas que van a
crear ámbitos autónomos e identificables de conjuntos programáticos que serán
predispuestos con gran flexibilidad en el pavimento central como un cielo
construido.
El uso del sistema de cubierta modulado, nos referencia claramente al mundo de
los techos y cubiertas de la Alhambra, eligiéndose éste como uno de los
aspectos más relevantes de la visita del monumento. Prácticamente muda en el
exterior, espectacularmente rica en el interior, el análisis de la espacialidad
de la Alhambra como conjunto se concentra en su interior.
La sucesión de
diferentes espacios, caracterizados por sus artesonados y abovedados produce
esa sensación de independencia espacial y riqueza arquitectónica que envuelve
al visitante en todo el conjunto, concentrando principalmente el protagonismo
en sus techos. El hecho de percibir la Alhambra como una sucesión espectacular
de cielos exteriores y “cielos interiores”, estimula el empleo de un sistema
basado en elementos de cubierta, que confieren un lenguaje altamente plástico
hacia el interior.
Un único elemento como la cubierta, con la fuerza plástica de cada módulo
que la conforma, es capaz de generar una secuencia espacial que recuerda la
sucesión característica de la Alhambra de espacios independientes. El interior
del Atrio se constituye en un espacio continuo de gran profundidad donde,
sutilmente, se puede percibir cómo los elementos de cubierta determinan las
diferentes partes del programa. Mediante el uso de celosías y mobiliario se
insertan las diferentes partes públicas del programa.
La secuencia de espacios
es capaz de conducir al visitante por un recorrido de diferentes escalas y, por
tanto, de diferentes sensaciones y sonoridades. La vivencia de este rico
interior se completa en el modo en que el mismo se relaciona con el cielo o, en
otras palabras, cómo el cielo se derrama en su interior. Una dispersión de
patios de distintas dimensiones ocupando los mayores extremos del Atrio convive con un extenso cribado de agujeros
luminosos que introducen una luminosidad más extensiva y vibrátil entre
columnas de luz y reflejos en las cúpulas y pavimentos.
El propio movimiento
sobre la plataforma practicable proyectando sombras movedizas puede provocar un
efecto luminoso centelleante. En esta conexión vertical perforada con el cielo,
su luz es vital en la vivencia temporal de estos espacios. El sonido del
ajetreo de los visitantes amortiguado en las cúpulas completará la experiencia
emocional de la visita al Atrio de la Alhambra.
¿Qué tipo de vida habitará estos espacios?
El proyecto propuesto pretende
crear las condiciones posibles más estimulantes.
La especialidad sensorial, la
atmósfera vibrante y arquitectónica de la propuesta, pueden invocar la espesura
de un tiempo de inmersión en la experiencia fascinante de vivir más
intensamente el viaje al monumento de la Alhambra, o a su “momentum” en toda su
plenitud.
Mi agradecimiento especial para Blanca Fernández Rooney, arquitecta, por su inestimable ayuda.
Mi agradecimiento especial para Blanca Fernández Rooney, arquitecta, por su inestimable ayuda.
Bruno Alcaraz Masáts