sábado, 17 de septiembre de 2016

TRAS EL MITO DE LA ''ORZA DE ORO''
Artículo publicado a doble página en IDEAL.
Los tesoros de moros, moriscos, judíos y piratas permanecen ocultos
en montañas, cuevas, sótanos y murallas de Granada.

Tierras de historias y leyendas de grandes riquezas abandonadas 
tras la conquista de Granada y la guerra de las Alpujarras.

Por JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE
Publicado en Diario IDEAL / Waste Magazine

Morayma, la esposa de Boabdil, escondió sus más preciadas pertenencias en los alrededores del castillo de Mondújar. 

Poco antes su suegro, Muley Hacén, mandó buscar tres diamantes negros escondidos por Alhamar, en grutas de las altas cumbres de Sierra Nevada, mientras Aixa, su esposa despechada, dejó su ajuar en los muros del castillo de Salobreña, y años más tarde, con la expulsión de los moriscos y judíos, los cerros de Granada, la Alpujarra y tierras del noreste y del poniente, se llenaron de recónditos escondrijos en los que ocultaron orzas repletas de monedas de oro y piedras preciosas que aún esperan a ser recuperadas cuando, algún día, las familias vuelvan de su destierro centenario.

Morayma, la esposa de Boabdil, escondió sus más preciadas pertenencias
en los alrededores del castillo de Mondújar. 
La noticia de la muerte de un joven pastor de procedencia marroquí en una finca de Zamora, en agosto de 2016, mientras buscaba un tesoro escondido desde hace siglos, no resulta extraña en tierras del Reino de Granada, donde se encuentran los orígenes de muchos de los supuestos tesoros escondidos por los moriscos o mudéjares que tras la conquista de la capital nazarí se vieron obligados a marchar a tierras castellanas, y después a huir de ellas tras las órdenes de expulsión, por lo que ocultaron las riquezas que les quedaban, en muchos casos procedentes de legados familiares, donde pudieron, unos en tierras de Granada, antes del destierro, y otros en los lugares donde fueron llevados como esclavos. 

Documentos de ayuntamientos y tribunales narran numerosos casos de personas que fueron descubiertas enterrando sus riquezas, y otras que, tras asentarse en sus nuevas tierras y antes de que se decretase la expulsión, pidieron a las autoridades permiso para desplazarse a los lugares donde habían dejado ''a buen recaudo'' sus más preciadas posesiones, como recoge el historiador Barrios Aguilera en un trabajo sobre ''Tesoros moriscos y picaresca'', que narra el caso de Luis Gostín, un vecino de Zaragoza que en 1580 «pide licencia al rey para recuperar los ocho o nueve mil ducados que dejaron escondidos al salir del Reino de Granada».

El casco de Boabdil expuesto en 1992 en el balcón de Lindaraja.
La capital granadina es fuente de la mayoría de las leyendas sobre tesoros escondidos y pasadizos que conducen hacia grandes yacimientos auríferos. 

La colina de la Alhambra, la Sabika, y el Cerro del Sol, han sido siempre objeto de seguimiento por parte de ''tesoreros'' (profesionales que aunque en el argot de los arqueólogos se trata de personas que buscan piezas arqueológicas, en realidad su objetivo primordial fue siempre la búsqueda de oro, monedas y piedras preciosas). 

Desde poco después de la Toma de Granada, algunos puntos de las laderas de Valparaíso, las más cercanas a la ciudad y la actual Abadía, fueron materialmente agujereadas para buscar las ''ollas de oro'' escondidas por nazaríes adinerados antes de la llegada de las tropas castellanas. 

En el Barranco de los Negros, en el Sacromonte, las leyendas cuentan que numerosas personas de raza negra, esclavos liberados tras la conquista de la ciudad, horadaron gran parte del barranco en busca de los cofres y orzas escondidas por sus antiguos amos antes de la caída de Granada. (…)

Leer más. Reportaje completo. Vídeos, fotogalerías y datos en Waste Magazine. http://waste.ideal.es/tesoros.htm

Escrito por JUAN ENRIQUE GÓMEZ Z Y MERCHE S. CALLE.
Publicado en Diario IDEAL
Waste Magazine 

Bruno Alcaraz Masáts