Fallece el arabista don Emilio de Santiago y Simón,
el mejor guía de la Alhambra
Don Emilio de Santiago y Simón durante la presentación del libro "Vivir la Alhambra". |
Sus estudios, sus maestros y sus amigos le permitieron convertirse en uno de
los
intelectuales mejor considerados de las tres últimas décadas del pasado
siglo
Emilio de Santiago, arabista, profesor universitario y uno de los intelectuales más comprometidos con Granada, y en especial con la Alhambra, ha fallecido a la edad de 69 años.
Estaba jubilado y los últimos
años los dedicó al columnismo.
En IDEAL tenía una columna
semanal, que publicaba todos los domingos en las páginas de Opinión. Con su
muerte desaparece una de las pocas voces independientes de Granada, un
intelectual de gran talla, y uno de los estudiosos que mejor estudió y
comprendió la Alhambra.
Políglota, siempre fue el
escogido para hacer de guía a las autoridades mundiales que acudieron a Granada
a visitar la Alhambra. Sus estudios, sus maestros y sus amigos le permitieron
convertirse en uno de los intelectuales mejor considerados de las tres últimas
décadas del pasado siglo.
Emilio de Santiago Simón era
doctor en Filología Semítica y fue profesor del Departamento de Estudios
Semíticos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada.
Fue director de la revista
'Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos', del Seminario de Estudios
Magrebíes y Africanos y de la Cátedra Emilio García Gómez de Estudios
Andalusíes de la Universidad de Granada, académico de número de la Real
Academia de Bellas Artes de Granada y académico correspondiente de la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.
Estando considerado como el guía
más ilustre que ha tenido la Alhambra, habiéndola enseñado durante treinta años
a multitud de personajes nacionales e internacionales como el Dalai Lama, el Aga Khan, Severo Ochoa,
Arthur Rubistein, Teresa Berganza, Monserrat Caballé, Ernesto Cardenal, Joaquín
Achúcarro o la reina Noor de Jordania
y también del ámbito cultural como Salman
Rushdie, Rudolf Nureyev o
Francisco Ayala.
El arabista ha impartido cursos
de Historia del Islam Oriental y Occidental, Islamología, Derecho Islámico,
Corán y Hadiz, Historia del Pensamiento Político Árabe-Islámico y del
Pensamiento Filosófico Hispanomusulmán. Asimismo, ha dictado conferencias, cursos
de doctorado, seminarios y masters en distintas universidades nacionales y extranjeras.
Precisamente el actual director
del Patronato de la Alhambra, Reynaldo Fernández, lamentó ayer el fallecimiento
de De Santiago, del que era amigo personal también por su vinculación
profesional como estudioso de la lengua árabe y licenciado en historia
medieval.
De hecho, recordó que fue con
Emilio de Santiago comisario de la exposición sobre poesía y música de Al-Ándalus que se
celebró en los Reales Alcázares de Sevilla con motivo del mundial de esquí de
1995. "Era un gran arabista y una persona con una sensibilidad
extraordinaria y un gusto exquisito", dijo Fernández, que destacó también
su conocimiento sobre la Alhambra. "Como intelectual tenía una actitud
crítica en algunos aspectos pero sus aportaciones siempre venían bien y eran
positivas", recuerda.
Aunque en los últimos años estaba más apartado de la vida social, vivió una juventud intensa en Granada rodeado de intelectuales. Uno de sus amigos de juventud fue Juan de Loxa, que desde Madrid recordó ayer para este periódico la figura de "un sabio" como Emilio de Santiago, al que conoció a finales de los años 60 a través de la Universidad.
"Solíamos reunirnos en el café Suizo en torno a Elena Martín Vivaldi", a la que De Santiago consideraba casi como una madre. Durante los años 70 estuvieron especialmente unidos compartiendo experiencias literarias y formativas.
Aunque en los últimos años estaba más apartado de la vida social, vivió una juventud intensa en Granada rodeado de intelectuales. Uno de sus amigos de juventud fue Juan de Loxa, que desde Madrid recordó ayer para este periódico la figura de "un sabio" como Emilio de Santiago, al que conoció a finales de los años 60 a través de la Universidad.
"Solíamos reunirnos en el café Suizo en torno a Elena Martín Vivaldi", a la que De Santiago consideraba casi como una madre. Durante los años 70 estuvieron especialmente unidos compartiendo experiencias literarias y formativas.
"Era un sabio desde muy
joven", destaca De Loxa, que recuerda al arabista como alumno de Joaquina
Eguaras (que dirigía la Escuela de Estudios Árabes) y discípulo de Emilio
García Gómez.
"También quería ser poeta y
de hecho publicó varios libros de poesía".
Así, entre sus publicaciones
destaca La voz de la Alhambra, Serena de amarillos (una antología de Elena
Martín Vivaldi), Siete poemas a la deriva, El polígrafo granadino, Fascinación,
Las claves del mundo islámico o Palabras en un tiempo de talantes.
Aunque en los últimos años estuvo
alejado del grupo de amigos de juventud, De Loxa, que guarda "recuerdos
maravillosos y muy divertidos" de Emilio de Santiago, recuerda también sus
últimas columnas en prensa, los debates en una televisión local, su voz grabada
en el archivo del Centro de Documentación Musical de Andalucía o el homenaje
organizado a Elena Martín Vivaldi.
El 9 de agosto este periódico
publicó la última información sobre él sobre su otra pasión: los gatos.
"Son
mi debilidad. Son animales excepcionales: independientes al máximo pero capaces
de dar todo el cariño del mundo", decía. Ahora vivía con Cuca y Peque, dos
siamesas con las que compartió los últimos años de su vida, aunque siempre
estuvo acompañado de gatos, pasión heredada de sus tías maternas.
"Yo muchas veces me acuerdo
de forma especial de una de mis tías, porque todo lo que amo en la vida me
viene de ella".
Incluso llegó a decir: "mi
vida no habría sido igual sin los gatos".
Columnista semanal del periódico Ideal, el cuerpo sin vida de
Emilio de Santiago fue encontrado ayer tarde por una vecina de su confianza en
su domicilio del barrio.
Bruno Alcaraz Masáts, un alumno
agradecido, al cual le transmitió sus conocimientos y ese “su sentido islámico-alhambreño,” su manera
personal de ver y hablar con la Alhambra y el Generalife.