una vivienda hispano-musulmana
Puerta de entrada del carmen de la Media Luna
En el Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, de Joan Corominas, de 1961, al carmen granadino se le define como: "quinta granadina, con huerto y jardín", y deriva del antiguo término carme, y éste del árabe karm "viña", "viñedo" y el término carmen aparece escrito, en su actual definición, tal como hoy se usa, es en un texto catalán de 1560 sobre jardinería conventual.
La primera vez que aparece la palabra carmen en el Diccionario de la RAE, es en la edición de Autoridades de 1729 para definirlo como huerto o quinta con jardines, y se refiere a ciertas casa de campo, que sirven de recreación. Pgna 183, 1 - Imprenta de Francisco del Hierro
El Albayzín, donde los cármenes de Granada son
una vivienda autóctona identificada con el barrio.
El Diccionario de la Lengua Española, de la RAE, en la edición de 2001, y 280 años después de la primera inclusión en el Diccionario de Autoridades del RAE, en 1729 o de la definición de Joan Corominas de 1961, la palabra carmen se viene a definir en término similares:
Carmen: (del árabe hispánico kárm, y este del árabe clásico karm, viña)
1. m. En Granada, quinta con huerto o jardín.
El concepto del carmen granadino tiene un origen hispanomusulmán; la palabra carmen viene del árabe karm, que significa, en su más amplia acepción, viña.
Para el musulmán granadino de los siglos XI y XII se aplicó el término para designar una fincarústica de unas características peculiares y enclavada siempre a extramuros de la ciudad y nunca dentro de la medina. Es la figura de las quintas, caserías o huertas actuales, siendo fincas de recreo, como las almunias antiguas, y al mismo tiempo utilitarias.
En el siglo XIV, el polígrafo Ibn al-Jatib, en su Lamhat al-Badriyya, hizo una descripción de los alrededores de Granada y decía como, a extramuros, no se veía un lugar libre dado que todo estaba ocupado por
al-yinan, wa-al-ku-rum, wa-al-basatin
(huertos, cármenes y jardines)
Antigua fotografia del valle del rio Darro con los cármenes
situados al pie de la Alhambra
En la Ihata, al-Jatib hace una referencia a un personaje que trasladaba su residencia a un karm propio, situado en la vega de Granada.
La canalización y distribución del agua potable a través de las acequias interiores y de los aljibes (del árabe hispano al-gúbb, y este del árabe clásico gubb), depósitos destinados a guardar agua potable que se traía por la acequia de Aynadamar, desde Fuente Grande, en Alfacar y por la acequia de Axares desde el rio Darro y con el aporte del agua de lluvia, que se recogía mediante canalizaciones en los tejados de las casas, llevaría a la edificación en El Albayzín y en su entorno de numerosos cármenes y molinos en las acequias y en el rio Darro. En total se han podido constatar 28 aljibes.
Foto de Jean Laurent de 1865 tomada desde el Cubo
de la Alhambra, en donde se ve el carmen de los Chapiteles,
antigua casa del moro rico,
y los cármenes, huertas y molinos del rio Darro.
El tipo tradicional de vivienda de Granada es el carmen y está constituido por una vivienda exenta con torreón, con jardín-vivero y con un adarve, que es un camino en la parte de la muralla que le rodea por un alto muro que la separa de la calle. En su origen, era un minifundio suburbano, con un doble uso del terreno; una parte se dedicaba a jardín y otra parte a huerta, con árboles frutales. La casa era más bien pequeña, modesta pero siendo lo importante la huerta/jardín en el conjunto.
Los materiales empleados en su construcción eran los comunes a la época: ladrillo, argamasa, cal y mosaicos confeccionados con cantos vulgares, en definitiva, materiales sencillos y económicos, aunque el carmen tiene hoy una aureola de mansión rica, de posesión lujosa.
En los siglos XVI y XVII el concepto de finca rústica lo acreditan en sus textos los autores cristianos, indicando como el carmen pasaría de la vega a la ciudad, ocupando lugares privilegiados en épocas pasadas.
Es a partir del siglo XVII cuando se denomina carmen a estas viviendas como una versión castellanizada del término árabe karm, siendo el carmen un espacio verde típico de vivienda granadina, autóctono de la colina de El Albayzín y exportado a las laderas de los barrios de La Antequeruela, El Realejo y La Churra.
Fotografía tomada desde el carmen del Chapiz,
por el conde de Lipa en 1810.
A partir de la conquista de Granada, y más precisamente con los gustos de los Habsburgos por el estilo barroco, el jardín hispano-musulmán desapareció de los horizontes rápidamente:
bajo las influencias del Renacimiento, en un proceso que arrasó
la tradición aborigen en menos de un siglo»
James Dickie "Yaqub Zaki":
"The Hispano Arab-Garden. Notes Towards a Typology"
Un carmen actual procede del auge obtenido en la época barroca, y en el siglo XIX es cuando la burguesía ilustrada de Granada, influida por los orientalistas del siglo XVIII revitalizaría la zona, reconstruyendo los cármenes antiguos pero adornándolos con detalles falsamente orientales.
A partir de entonces, tener un carmen en El Albayzín es sinónimo de riqueza, aunque el carmen no es una construcción tangible, es una concepción del mundo, es un espacio físico que crece, se desarrolla y muere con su dueño, que le suele otorgar el nombre de identificación local.
El carmen tradicional de Granada está condicionado por su desarrollo en ladera, su espacio habitable bastante reducido, después si aumentaría sus volúmenes y la presencia agrícola en sus límites. Por lo general, no se trataba de una finca de lujo, sino de una pequeña casa señorial utilitaria, era un minifundio ajardinado, con un conjunto de terrazas o paratas que ascienden o descienden, muchas veces sombreadas con parras, enredaderas y arbolado para mitigar los rigores del sol.
No hay ningún carmen que esté rodeado por una verja de hierro, está cercado por tapias altas, es un minifundio que tiene arbolado, frutales como elemento ornamental de sombra y, bajo ellos, hay nardos, claveles, madreselvas, galanes de noche mezclados con lechugas, espinacas, tomates y acelgas, con amplios setos de boj o de arrayán.
Los cármenes ocupan las laderas de las colinas enclavadas entre los cauces del Darro y del Genil, y aquellos que se encuentran en El Albayzín, frente a la Alhambra, son considerados los más valorados por sus vistas.
Hoy ésta sigue siendo una tradición celosamente mantenida por los propietarios de los cármenes: aunque el jardín ha ido ganando espacio en el tiempo, siempre queda un rincón de huerta, y un emparrado con buenas uvas, y multitud de árboles frutales.
De su pasado en las leyendas moriscas, ha heredado el refinamiento sensual y el sentido íntimo. Modestas paredes de argamasa esconden la riqueza del interior, a veces una riqueza sensitiva y no económica.
Las laderas de El Albayzín están cubiertas de jardines en terrazas, que desembocan en la perspectiva de la Alhambra en la zona más valorada y en El Zenete por su perspectiva de la Vega de Granada.
Fotografía de 1859 tomada por Luis Leon Massón desde el
Salón de Embajadores, donde se observan las cuestas del
Chapiz y de La Victoria y las ruinas del convento de la
Victoria, hoy es el carmen de la Victoria y es una
residencia que pertenece a la Universidad de Granada.
El Corán contiene abundantes referencias a los Jardines del Más Allá, una de ellas indica:
Él les introducirá en Jardines
regados por aguas vivas,
en los que morarán eternamente.”
El Corán (sura 4, aleya 13)
Así describió Granada y sus jardines el médico Jerónimo Münzer, el primer viajero que visitara Granada tras la Toma y que viajó por la Península en los años 1494 y 1495:
Vimos allí palacios incontables, enlosados con
blanquísimo mármol; bellísimos jardines, adornados
con limoneros y arrayanes… Todo está tan soberbia,
magnífica y exquisitamente construido, de tan
diversas materias, que se creería un paraíso.
No me es posible dar cuenta de todo”.
(Viaje a España y Portugal)
Por de pronto, no permanecen abandonados la mayor parte del
año, como los hotelitos veraniegos, sino que constituyen
familiares, hogareñas viviendas. Heredaron del moro la
clausura, con que, en lugar de verjas, emplean tapias
que los esconden. Un ermitaño, un gitano y un árabe
encontrarían su ideal morada en un carmen granadino”.
Cuando cuentan con otro piso, tiene sobre los pórticos galerías, normalmente adinteladas. Al interior del patio se accede por el zaguán, cuya puerta no coincide en el mismo eje que la del patio, incluso puede hacer un recodo, para evitar la visión directa desde el exterior, a veces la puerta queda resaltada con un arco apuntado, enmarcado por alfiz.
Las escaleras suelen situarse en un ángulo del patio y son estrechas y tortuosas. Actualmente no se pueden apreciar los distintos espacios con que contaban para el desarrollo de la vida diaria (retretes, cocinas, despensas, entradas, salas, cámaras y aposentos) debido a las transformaciones que han sufrido. Las habitaciones suelen ser rectangulares, con la puerta de entrada en el centro y alcobas en los lados y alhacenas en los muros.
Bruno Alcaraz Masáts