miércoles, 30 de junio de 2021

LA SEMILLA DEL FINAL DE LA DINASTÍA OMEYA


Gobernar el califato cordobés siendo culto y queriendo acabar con la corrupción fue el sueño de Al Hakam, a quien va dirigida esta misiva. 

Erró al delegar en su hijo y colmar de cargos a Almanzor.

Estimado Al Hakam: Tal vez, la presente te encuentre sumido en las placenteras actividades del paraíso de los creyentes. Ya sabes, ese lugar que un autor andalusí, al que ambos conocemos, describía como un palacio, cuyos moradores gozan de coitos que duran 70 años y “sin que su pasión y su deseo insaciable se agoten”.

Si esto es así, disculpa por la intromisión. Te aseguro que estas líneas apenas te ocuparán unos instantes: nada comparado con la eternidad que, en cualquier caso, mereces.


Al Ándalus no fue tierra de muchos califas y, dado que fuiste el único que tuvo una mínima posibilidad de que toda la comunidad musulmana le acabara prestando obediencia, tu persona y tu época siempre me han fascinado. Si existe el paraíso de los historiadores (y si consigo llegar a él), aparte de hacerte alguna visita, me gustaría departir contigo durante un instante perpetuo.

Creo que lo primero que te preguntaría es si fuiste feliz. Tu padre, el califa de Córdoba Abd al Rahmán III, declaró antes de morir que durante toda su larga vida apenas había podido apuntar en su diario 14 días de dicha completa. Poca cosa para un hombre tan poderoso y respetado. Siempre he pensado que te viste afligido por una melancolía similar.



Gobernar en pleno siglo X no era tarea fácil, especialmente para alguien tan culto como tú y tan obsesionado por desterrar la corrupción de su administración. Dentro de la maraña de intereses cruzados, facciones e intrigas que poblaban tu corte, intuyo que siempre buscaste consuelo en esas grandes ceremonias y solemnes cortejos a los que eras tan aficionado, o en la supervisión de obras y construcciones que parecen haberte apasionado. Buscaste siempre poner orden en el caos.

Por eso, tal vez, uno de tus momentos de mayor satisfacción fue cuando en invierno del año 965 culminaron las obras del mihrab de la mezquita de Córdoba que hoy en día sigue maravillándonos. Y algo similar debías de sentir cuando despertabas cada mañana en tu alcázar de Madinat al Zahra, la ciudad palatina que tú y tu padre concebisteis en la vecindad de la antigua capital, y cuyos restos y diseño todavía impresionan por el inmenso talento que vuestros arquitectos desplegaron en ella.

Tengo también una duda. ¿Por qué fuiste tan testarudo? Me consta que era difícil quitarte una idea cuando se te metía en la cabeza. Tal vez pensabas que Dios siempre estaría al lado de tu linaje omeya; o tal vez realmente pensaste que eras infalible, debido a la prosperidad y riqueza que se extendían por Al Andalus en tu época.


Visto lo ocurrido, sin embargo, convendrás conmigo en que cometiste serios errores. Te empeñaste en que te sucediera tu adorado hijo, Hisham, a pesar de que no estaba capacitado para ser califa, y diste todo tipo de cargos y encargos a un resuelto y eficaz joven, que más tarde se dio en llamar Almanzor, y que traicionó tu confianza y tu legado después de tu muerte, plantando la semilla del final del califato omeya de Córdoba. Solo tu cabezonería explica que tomaras decisiones tan funestas.


Termino. Son más de 1.000 años los que han transcurrido desde que habitaras esta misma tierra por la que hoy en día transito. Necesitaría muchas cartas como esta para explicarte todo lo que ha ocurrido y cuánto ha cambiado el mundo desde entonces.


No reconocerías nada, excepto una cosa que parece haberse enquistado entre nosotros: el absurdo empeño que ponen algunos fundamentalistas y paladines de la “reconquista”, que quieren hacernos creer que seguimos anclados en los mismos conflictos del medievo que tú viviste. Te quedarías pasmado y, a buen seguro, recordarías aquellas sabias palabras que un rey persa dirigió a unos visitantes árabes:

“Id a vuestros dominios y mantened el orden… Reprimid a los necios y mejorad la educación”. 

Libro recomendado:



CRITICA EDITORIAL
ISBN 978-84-9199-028-4
SERIE MAYOR
480 páginas
CUARTO - CARTONE

Eduardo Manzano Moreno es autor de La corte del califa (Crítica)
07 ABRIL 2019

Bruno Alcaraz Masáts

viernes, 22 de noviembre de 2019

VISITA DEL PINTOR AMERICANO
SAMUEL COLMAN A GRANADA EN 1860


"La colina de la Alhambra", es un paisaje del monumento.
Samuel Colman (1832-1920) fue un pintor, diseñador de interiores y escritor estadounidense. 

Como pintor fue un paisajista inscrito en la Escuela del río Hudson, pero no solo pintó por su país sino que viajó a Europa, especialmente a Francia y España, en donde también realizó numerosa obras, como "la colina de la Alhambra" en Granada.

Colman era un viajero empedernido, y muchos de sus trabajos representan escenas de ciudades extranjeras y puertos. 

Hizo su primer viaje en el extranjero a Francia y España en 1860-1861, y volvió para un viaje europeo de cuatro años más extenso a principios de los años 1870 en los cuales pasó mucho tiempo en lugares mediterráneos. 


En la ampliación, esa misteriosa puerta de la Alhambra frente al Albayzín;
tal vez una licencia romántica del pintor.

Colman a menudo representaba los rasgos arquitectónicos que encontró en sus viajes: los castillos, los puentes, los arcos y los acueductos figuran muy a la vista en sus pinturas de escenas extranjeras. 

En 1870 y otra vez en los años 1880 viajó a los Estados Unidos occidentales, pintando paisajes occidentales comparables en alcance y estilo a aquellos de Thomas Moran.

En el año 1860, Colman se encuentra realizando un viaje por la Andalucía pintoresca de aquel tiempo: 

Gibraltar, Sevilla, Granada y Córdoba. 

Su nombre, Samuel Colman (1832-1920), es uno de los más recordados representantes de la Escuela del Río Hudson.

Fue un viaje de sólo tres meses, de verano cálido y dorado, que le dejó honda huella y que le hizo desplazar su temática basada en los paisajes aún vírgenes del Nuevo Mundo por la perfecta combinación entre paisaje e historia que ofrecían las tierras andaluzas.

Durante los siete años siguientes recreó en óleo lo que debieron ser simples apuntes al natural. 

De hecho, su "Cordoba" está fechada ya en 1866 y es posible que la realizara ya en París, donde compartió estudio con George Boughton.


Óleo del río Darro con sus antiguas viviendas y un puente que una las dos orillas, en "Día de lavado" la estructura antigua del río Darro, siendo un cuadro
lleno de fuerza y color sobre la antigua ciudad de Granada.

Realizó numerosos paisajes de Córdoba: unos desde el sur de la misma, la perspectiva más aquilatada de la vieja ciudad de la Mezquita; otros en los que recreó los "Antiguos molinos moros" (moorish)…

Esta obra se encuentra expuesta en el Museo Metropolitano de Nueva York.

He encontrado una noticia publicada en el New York Times de 31 de marzo de 1872, en el que se daba cuenta que un Samuel Colman inauguraba una exposición con los óleos y acuarelas realizados en su periplo por España.

Su visión de la Alhambra quedó plasmada varios óleos destacados como "La colina de la Alhambra", es un paisaje del monumento donde se observa una puerta y, en la ampliación, esa misteriosa puerta de la Alhambra frente al Albayzín; tal vez una licencia romántica del pintor.

Esta obra también se encuentra expuesta en el Museo Metropolitano de Nueva York.

El otro óleo de Granada recoge en "Día de lavado" la estructura antigua del río Darro, siendo un cuadro lleno de fuerza y color sobre la antigua ciudad de Granada.

Bruno Alcaraz Masáts ®

martes, 9 de abril de 2019

PLANTADO UN GHAF DE DUBAI
EN LAS HUERTAS DE LA ALHAMBRA.


La directora del Patronato de la Alhambra y el Generalife, Rocío Díaz,
y un jardinero plantan el Gahf.

Plantan un árbol autóctono de Dubái en las huertas de la Alhambra por el Año de la Tolerancia los Emiratos Árabes.

El ghaf es una especie autóctona, de interés medioambiental, que representa la estabilidad del desierto.

La directora del Patronato de la Alhambra y Generalife, Rocío Díaz, y una delegación de representantes del Ministerio de Tolerancia, Ministerio de Cultura y del Centro de Desarrollo de Economía Islámica de Dubái han plantado en los jardines del monumento nazarí un ghaf, árbol nacional de Dubái, con motivo de la celebración del Año de la Tolerancia.

El simbólico acto ha sido coordinado por la Fundación de Cultura IslámicaEl ghaf (prosopis cineraria), es el árbol nacional que simboliza la proclamación del Año de la Tolerancia (2019) por los Emiratos Árabes Unidos.

Es una especie autóctona, de interés medioambiental, que representa la estabilidad del desierto y es testigo de las viejas tradiciones porque era punto de encuentro para la celebración de actos públicos.

La Autoridad de Cultura y Arte de Dubái (Dubái Culture) hace entrega de este árbol a los jardines de la Alhambra en nombre del Emirato de Dubái y de los Emiratos Árabes Unidos. 

Fuente: Patronato de la Alhambra y el Generalife.

HISTORIA DE UN ÁRBOL, EL GAHF :


Un Gahf de Dubai es alimento para un dromedario.

Los nombres comunes incluyen:

"Ghaf" en árabe
"Khejri" o "Árbol de Loong" en Rajastán
"Janty" (जांटी) en bishnoi
"Jund" panyabí
"Kahoor" en baluchi
"Kandi" en sindhi
"Banni" o "Shami" en canarés, "Gandasein" en Birmania
"Vanni" en tamil
"Jammi" en télugu
"Chaunkra", "Jant" o "Janti", "Khar", "Khejri" o "Khejra", "Sami" y "Shami" en marathi e hindi
"Khijdo" en guyaratí, "Vanni-andara", "Katu andara", "Kalapu andara" y "Lunu andara" en cingalés.

Es el árbol de los Estados de Rajastán y Telangana en la India.



Un ejemplar grande y bien conocido de la especie es el Árbol de la vida en Baréin, tiene aproximadamente 400 años y crece en un desierto desprovisto de grandes fuentes de agua.

Es también el árbol nacional de los Emiratos Árabes Unidos, a través de la campaña “Give a Ghaf” se incita a los ciudadanos a plantarlo en sus jardines para combatir la desertificación y preservar la herencia de su país.
La especie también tolera períodos de sequía de hasta ocho meses o más, tiene cierta resistencia a heladas severas y temperaturas de hasta 50 ° C y crece a una altitud de 600 metros sobre el nivel del mar.

El árbol se encuentra en suelos aluviales, gruesos, arenosos, y a menudo alcalinos, donde el PH puede elevarse a 9-8.

También crece en zonas costeras con alta salinidad. Bajo condiciones menos extremas, P. cineraria, a menudo en colaboración con Acacia tortilis, conforma bosques secos, que son de gran importancia en el ecosistema del desierto.

Este árbol es venerado entre hinduístas como parte del festival de Dasara, sobre todo durante el décimo día.



Históricamente entre los Rajput, los Rana (sumos sacerdotes) y el rey solían hacer el culto y luego liberar un arrendajo que era considerado el pájaro sagrado de Rama.

En el Decán, como parte del ritual del décimo día de Dasara, los marathas disparan flechas hacia la hojas y recogen las que caen en sus turbantes.



En Karnataka, Acacia ferruginea es llamado localmente “Banni mara” en lugar del árbol canónico P. cineraria.

En el Majabhárata, los Pándavas son conocidos por haber pasado su decimotercer año de exilio ocultos en el reino de Virata.

Antes de irse, colgaron sus armas celestiales en este árbol para ocultarlas, cuando regresaron después de un año, encontraron sus armas seguras entre las ramas y antes de tomarlas, adoraron al árbol y le agradecieron por mantenerlas a salvo.



También hay algunas referencias no confirmadas que consideran Acacia ferruginea como el árbol que es venerado en día Vijay-Dashami.

En todo caso, según referencias históricas P. cineraria sería el verdadero árbol conocido como “Banni mara”.



Fuente: Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Granada.

Bruno Alcaraz Masats

sábado, 26 de mayo de 2018

LA ALQUERÍA DE DAYFONTES
O HISTORIA DEL LUGAR ROMANO
QUE FUE ALQUERÍA MUSULMANA
Y QUE PASARÍA A SER 
LA VILLA CRISTIANA DE DEIFONTES

BREVE HISTORIA 
DE LA PRIMERA ACEQUIA DE GRANADA

Alquería de Dayfontes
Deifontes, en los textos antiguos era un lugar llamado como Daifontes, Dayfonte o Dialfate, que unos hacen venir de deus y fontes, las fuentes de Dios, y otros, probablemente con más acierto, de dar y al-font, la casa o lugar de la fuente, en la reiterada simbiosis de arabismo y latinismo que caracteriza a tantos rincones y pueblos granadinos.

Con precedentes de ocupación humana de época neolítica e ibérica, según demuestran los restos arqueológicos localizados en la zona de las Erillas, la presencia romana se pone de manifiesto en la Venta del Nacimiento, donde pudo existir un templo o ninfeo dedicado a las divinidades del agua.

Alimentada por sus manantiales y surgencias, la población se consolidaría durante la Edad Media musulmana, formándose una alquería dependiente de Iznalloz citada, ya por las crónicas que narran hechos y sucesos ocurridos en el reino nazarí.

Deifontes era una alquería musulmana, conquistada por los cristianos en el año 1485, y que fue habitada por moriscos hasta el año de 1570 cuando fueron expulsados y Deifontes significaba "diez fuentes o manantiales de Dios", pues su manantial daba agua no sólo al pueblo sino a gran parte de la Comarca, ya los romanos construyeron una gran acequia, la llamada "primera acequia de la Vega de Granada" y que abastecía de agua gran parte de la vega granadina.
Venta del Nacimiento de Deifontes
Aparece mencionada por Iranzo en el año 1464 refiriéndose a ella así:

"E enbiaron algunos caualleros a correr a Dayfonte, otro lugar de moros.
E como de la noche de antes eran sentidos de los guardas, 
los moros e los ganados estaban recogidos al lugar".

A las afueras de Deifontes, y en plena sierra de Arana, a una altitud de 1160 metros, se encuentra la Atalaya de Deifontes, único punto defensivo que poseía, construida en el siglo XIV, y de vital importancia para la vigilancia de los territorios ocupados por los musulmanes en las tareas defensivas, ante el avance de los cristianos. 

"Posiblemente Dayfontes sea la antigua Alfunt, ciudad del manantial, donde las crónicas cuentan que aquí se produjo la batalla que anexionaría Almería al Reino de Granada. 

Esto ocurre cuando en junio de 1038 muere el rey zirí Habus siendo su sucesor su hijo Badis que tuvo como visir al notable militar y poeta judío Samuel Ibn Negrella, único visir judío que tuvo la corte granadina. 

El rey almeriense Zuhayr al enterarse de la posible debilidad del reino de Badis decide plantarse a las puertas de Granada con intención de añadir la ciudad a sus dominios, pasando todo lo contrario ya que Badis vence en la batalla al ejército almeriense. 

Este suceso lo relata Ibn Negrella en un hermoso poema":

"Al advertir el rey que residía junto al mar,
y su visir llamado Ibn Abbas,
la gloria de que yo gozaba ante mi rey, que
de mí pendían los asuntos y dictámenes del reino,
y que nada quedaba dirimido
mientras yo no lo diera por acabado,
envidiaron mi esplendor y quisieron
derribarme presto con sus manos...”

Mas Dios, para su caída, tenía preparada desde antiguo
en la ciudad del manantial una fosa excavada...

Valientes varones perdían el gusto
por la vida y elegían la muerte;
pensaban los leones que las heridas abiertas
de sus cabezas eran coronas;
de acuerdo con su fe, lo recto era morir,
seguir viviendo les estaba vedado.

Los abandonamos en la estepa para las hienas,
los chacales, los leopardos, los jabalíes;
los dejamos protegidos por piedras,
recostados en cardos y espinos,
entregamos su carne como presente a los buitres,
como dádiva para leones y lobos".  
(Texto de http://el-ultimo-reino.blogspot.com.es )

Por la parte alta del pueblo, frente a nuestro lado derecho y un poco en diagonal desde el suroeste entra el Camino Real de Cogollos que en realidad era una especie de atajo desde Granada a Iznalloz que, desde la ciudad pasaba por las tierras de Peligros y Calicasas, dividiéndose en dos ramas, una vez cruzado el río Bermejo; una que se dirigía hacia Cogollos y otra hacia Dayfontes. 

En Dayfontes, los romanos, contuvieron y canalizaron las surgencias del que ahora llaman Nacimiento y que ellos conocerían como la Fuente de los Dioses.

Actualmente tenemos más de 1.100 colaboradores, personas que han participado en ese gran catálogo, que a día de hoy han aportado 10.400 fuentes y manantiales, y otros más de 500 puntos de agua de interés. 

En concreto en la riqueza de agua de la provincia de Granada posee, a 10 de mayo de 2016, un total de 1.944 manantiales catalogados. Es la segunda provincia andaluza en número de fuentes inventariadas, detrás de Jaén.

Nacimiento de Dayfontes (Granada)
Son tres de los principales manantiales que en la provincia de Granada permiten que las aguas subterráneas salgan al exterior y sean la base para la generación de ríos, arroyos, lagunas y fuentes que desde hace milenios forman parte de la vida de los pueblos de un territorio de valles y montañas, en el que sus habitantes viven de cerca la cultura del agua.

Fue construida con mampostería de piedras, tiene una altura de 10 metros cuadrados, es posible ver aún los huecos de los andamios que se usaron en su construcción, tendría una escalera para acceder a ella a través de la venta que se puede observar a unos 5,50 metros.

Desde la Atalaya de Deifontes hay visión directa con otros dos elementos defensivos del reino nazarí, por un lado el Castillo de Moclín, la llave para la entrada al reino de Granada, y por otro lado el torreón de Albolote, que a su vez tiene visión directa con la Alhambra. 

De esta forma y a través de señales de humo o por espejos los vigías y centinelas se comunicaban de una torre a otra y daban las instrucciones pertinentes. 

En época moderna fueron compradas estas tierras por la Condesa de Antillón, a quien le hereda la Marquesa de Casablanca, y a esta su sobrino el Marqués de Albaida, hasta que en el año 1944 los vecinos del pueblo compran la propiedad.

Restos de la antigua presa romana de Dayfontes
Posteriormente pasó a pertenecer a la Abadía del Sacromonte, cuando compra las Alcabalas de Dayfontes y Dar-Alcudia por la Abadía del Sacromonte. 

Aunque las actas capitulares de la Abadia del Sacromonte de Valparayso se firmaron en 1614, existe un Documento en el Archivo de Simancas sobre "la compra de las Alcabalas de la Hacienda de Dayfontes y el cortijo de los Prados en Diciembre de 1609" para que lo disfruten el año que viene.

Un complicado trato entre el Sacromonte, la Corona, la Hacienda Pública y el 24 de Mayo de 1609 en Granada Alvar Gómez Ponce de León (judío de apellidos blanqueados, que era el alcabalero de ambos cortijos)

El documento se emitió en Madrid en 1620 a causa de una "puesta en limpio de la Hacienda", a causa de una reclamación del Sacromonte sobre una cuantía de alcabalas que se había perdido en 1611.

La actual presa ya no sería romana; según la documentación del Archivo de Simancas.

El lugar conocido como "El Nacimiento de Deifontes" con la presa romana del siglo I a.C.
Fue edificado por Diego Madrid entre 1750 y 1752 para la Real Acequia de Albolote cuyas obras se detuvieron por falta de fondos en 1756. 

Dos coroneles de Ingenieros, Homar y Ullóa, la revisaron en 1782 y 1783. El diagnóstico fue que estaba socavada por el cimiento y la segunda hilera inferior, y en la coronación, rota en dos pies," por estar mal construida".

El tipo de obra fue; sillares concertados, es decir, no machiembrados, desiguales, calzados con piedras pequeñas, y con apenas unión con argamasa. El desconocimiento de los arqueólogos de los datos que ofrezco, han dado pábulo a fantasías.

La nueva fue construida entre 1870 y 1874 por la Compañía Constructora y Explotadora del Canal de Albolote, que aprovecha hoy día, unos cuatro kilómetros de la excavación original, ahora soterrada hasta el nivel de la cabecera de la vega de los Prados, donde aparece a la izquierda del camino, y un par de kilómetros mas abajo entraba en la mina bajo el llano de las Tablas, para aflorar de nuevo en superficie 2080 metros al sur, en el río Blanco.

Los primeros propietarios de Deyfontes en la era Moderna de esta Alquería no es una Ciudad y por tanto depende de las "Chrónicas del Lugar, Villa o Ciudad donde esté adscrita".  


Se ha logrado investigar bastante sin que haya podido cubrir todos los huecos, con tesón mucho tiempo, y mucho gasto con el resultado siguiente:

El lugar -unido desde la Reconquista a dar Alcudia (cortijo de los Prados), perteneció a Yusuf
IV, suegro de Boabdil, que legó cien fanegas a su hija Esquivilia Nayyara.

13 moriscos fueron propietarios de 111,5 fanegas hasta 1570, aunque posiblemente quedaron los que no participaron en la rebelión hasta 1609 y 1611 cuando el Corregidor de Granada logró reunir el ultimo embarque a tierras del África.

Por este camino, se dirigieron hacia el cortijo con la intención de saquearlo y matar a sus habitantes, los mercenarios al servicio de Enrique IV de Castilla, comandados por Miguel Lúcas de Iranzo en 1496.

Dos años antes, habían saqueado y destruído "la gran cibdad" de Cogollos, y conocían el camino. Dice la crónica que, procedentes de Alcalá la Real, habían destruido y saqueado algunas alquerías de la Vega de Granada, y pernoctaron junto al río Bermejo para recobrar fuerzas. 

Llegando a Dayfontes sobre el mediodía, pero los escasos habitantes y sus ganados se habían refugiado dentro de las casas. No se sabe si hubiesen atacado, porque cuando se disponían a hacerlo, observaron a lo lejos una polvareda en el camino, que evidenciaba que los de Granada habían sido avisados y venían en socorro del cortijo, por lo que huyeron por el camino de Iznalloz.

Aunque hay quien establece el escenario de la batalla de Alfunt en Deifontes, no pafece que pudiera ocurrir allí tal evento. En base a la información que nos proporciona el mismo poeta que la vivió, (Samuel ibn Nagrella) sabemos que menciona:


"Dayfontes, la alquería de la cidad de la fuente en 1038."

Pasaron Barcinas y "antes de la cuesta" toparon con unos peones moros que les hicieron frente. Mataron en la batalla a dos o tres, y pusieron en fuga al resto, ya que su número era menor, pero los de Iranzo, perdieron " un cavallero" y debieron matar tres caballos que ya no pidían caminar. Una vez hicieron esto, recogieron sus bártulos y siguiendo el mismo camino, se fueron para Huelma". 

Existe otro camino real, procedente de Granada y Albolote, que pasando por delante del Cortijo del Canal sigue la Cuesta del río Blanco dirigiéndose a las Taulas, que atraviesa de sur a norte hasta salir por encima del cortijo de los Prados continuando hasta Deyfontes e Iznalloz.
Inmediatamente a la conquista de Baza, D. Fernando legó cien fanegas mas a Enrique Enriquez, su tío materno. Cien fanegas y el molino " a la izquierda" a Yusá de Mora, un morisco toledano comerciante de sedas y amigo personal muy querido de los reyes.

Dichas cien fanegas y el molino, pasaron a manos de Ambrosio de Spinola, Genoves y también sedero Hernando de Zafra - que recibió Arenales Calicasas, el cortijo del Canal y Castril, también recibió otra parte. 

Francisco Ramírez de Madrid recibió otra indeterminada. Su mujer heredó en su momento la Venta del Nacimiento que agrandó.

Dicha hostería provenía de otro legado a un soldado o jefe de la guardia de D. Fernando de Aragón y doña Isabel de Castilla de toda confianza llamado D. Lope de Herrera, a quien se le dieron además tierras en la zona cercana al Nacimiento.

Francisco de Laguna y su familia fueron los últimos cristianos conocidos como propietarios de la Hacienda. antes de que "la Abadía del Sacromonte comprase las alcabalas para crecerlas en 1609, siendo difícil de conocer si la propiedad total fue ostentada o no, en 1612, como dicen algunos, en 1618, como dicen otros, o es un privilegio posterior."

El Cortijo del Marqués, hoy convertido hotel en Deifontes.
Los dos tomos publicados fehacientemente de los libros becerros, no hacen alusión a ese dato, si bien anotan muchos detalles sobre la Hacienda.

Todo esto se publicó en el libro "Hasta donde al presente corre el agua", de Adriano Amadeo.

La fábrica de luz fue la segunda edificada por los antiguos dueños de Deifontes.

La primera fábrica de luz lo fue en 1903, que funcionó con las aguas del canal de Albolote. Una prolongación de las utilizadas para el molino de Harina.

En 1916 se edifico la presente que utilizo el mismo canal.

En 1932, de un informe jurídico emitido en Albolote, se declaró que fue "una apropiación indebida de las aguas y de la casa del guarda" que se convirtió en una cantina o venta, y que expropiar lo que era de su propiedad era complicado, porque la fabrica daba luz a muchos pueblos y cortijos, a pesar de que las turbinas que eran de lance, eran muy pesadas y no rendían lo suficiente.


Fotografías de Claire W. Donovan.
Escrito por Bruno Alcaraz Masáts.